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18 de marzo de 1995. Los eruditos de la escritura recomiendan no empezar un texto con números, pero lo que estos intelectuales no saben es que esa es una de las fechas más importantes en la historia del básquet. Ese guarismo marca el regreso de Michael Jordan a la NBA. "I´m back", le bastó decir en un fax para volver a revolucionar el planeta entero. Una frase, dos palabras, no hizo falta más nada. Sólo él podía lograr tantas repercusiones. Sólo él tenía ese poder mediático. 

Jordan poseía el poder de convertir a cualquier hereje, y enamorarlo inmediatamente tras un par de jugadas monumentales. Una volcada, un tiro en suspensión o un pase de lujo eran suficientes para que los seres humanos tengan devoción al básquet. En su época conquistó seis anillos y dominó la NBA como nadie consiguió hacerlo, ni antes ni después de él. Pero hubo un periplo en el que Michael puso una pausa y eso ocurrió el 6 de octubre de 1993. Ya no disfrutaba del básquet como antes y, motivado por el asesinato de su papá en julio de ese mismo año, quiso retirarse y cumplir el sueño de su progenitor: ser jugador de beisbol.

Al otro día, el 19 de marzo de 1995, Jordan ya estaba en la cancha para enfrentarse a Indiana Pacers. ¿El detalle? Usaría la 45 y no la 23 de siempre. Quizás por desconfianza, tal vez por falta de ritmo, Michael no jugó bien y apenas convirtió 19 puntos en el enfrentamiento. Luego de ese partido comenzó a romperla. Un tiro ganador contra Atlanta y 55 puntos ante Knicks en el Madison Square Garden. 

La temporada, sin embargo, no sería ideal. Chicago logró meterse en las semifinales de la NBA y se enfrentó al poderoso Orlando Magic de Shaquille O´Neal. El primer partido de Jordan en la serie no fue bueno y el rival se llevó el punto. "No parece el viejo Jordan. El número 45 no es lo mismo que el 23 solía ser", se animó a decir Nick Anderson luego de haberle robado una pelota en ese encuentro. 

En el segundo juego Michael respondió. Volvió a usar la 23 y terminó anotando 38 puntos para que los Bulls logren la victoria. Desafortunadamente, Orlando ganó la serie en el sexto partido, pero luego de esos últimos encuentros el escolta dejó en claro que estaba verdaderamente de vuelta. 

En la siguiente temporada esto quedaría demostrado. Michael Jordan se vio listo para asaltar la NBA, llegó Dennis Rodman y Scottie Pippen continuó en un gran momento. Lograron tres anillos más y consiguieron el segundo mejor récord de la historia con 72 victorias y 10 derrotas. Fueron la perfección hecha equipo. Una orquesta sinfónica. Daban cátedra, hacían música y creaban partituras. Hoy y siempre, hasta el final de los tiempos. Todo gracias a un "I´m back". 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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