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Durante su carrera, Luis Scola ha sabido impactar de lleno en todas las competencias que ha disputado. Lo hizo en la Liga Nacional, en la NBA y, obviamente, en los torneos jugados con el seleccionado de la Argentina. Pero, más allá de su trascendental aporte en el desarrollo del equipo nacional, fue en España donde el interno floreció como una de las principales estrellas del básquet mundial. La mejor descripción de ese concepto ocurrió en la temporada 2006/07, cuando fue nombrado MVP de la ACB de forma unánime.

En esa campaña, Scola fue la pieza principal del plantel del TAU Cerámica (actualmente Baskonia) que se quedó con el primer puesto de la tabla general. Sus promedios de 17 puntos, 7,1 rebotes, 2,5 asistencias y 1,8 robos lo ubicaron como el hombre más dominante de aquella edición de la liga. En consecuencia, fue seleccionado como el Jugador Más Valioso por encima de Juan Carlos Navarro, Pablo Prigioni, Rudy Fernández y Felipe Reyes. ¿El distintivo? Todos las partes que votaron (público, prensa, jugadores y entrenadores) lo ubicaron en la primera posición, dándole un puntaje perfecto.

Ese galardón no era algo extraño para Luifa. Dos años antes, lo había conseguido por primera vez. Así se convirtió en el tercer argentino en anotar su nombre en la lista de ganadores, luego de que lo hicieran Walter Herrmann y Andrés Nocioni en 2003 y 2004, respectivamente. Tuvo la chance de repetir en el curso siguiente, pero se quedó a apenas un voto de la Bomba Navarro.

Scola, quien integró el Mejor Quinteto de la competición en cuatro temporadas consecutivas, entendió que debía dar el salto hacia la NBA. Desde entonces, y a pesar de que varias instituciones importantes lo quisieron antes de que decidiera volver a Europa para representar al Olimpia Milano en 2019, no ha vuelto a jugar en España. Sin embargo, el tiempo no borrará la huella que ha dejado y su imagen se mantendrá entre las leyendas de la ACB.