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Si el paso del tiempo ha puesto a Bill Russell, el máximo ganador de títulos en la NBA, por debajo de otras leyendas en la consideración sobre los mejores de la historia, resulta lógico que pocos recuerden a Sam Jones. Sin embargo, el base fue una de las piezas fundamentales de aquellos Boston Celtics que dominaron en los sesenta y acumuló nada más y nada menos que diez campeonatos, la segunda cifra más alta en ese rubro.

Nació el 24 de junio de 1933 y desde muy pequeño se destacó como un talento destinado a brillar en el básquet profesional. Luego de su paso por el secundario, atendió a la Universidad de North Carolina Central. Allí no pudo lograr un trofeo, pero se estableció como uno de los prospectos más deseados e hizo los méritos suficientes para que la institución retirara su dorsal años después. Siempre listo para anotar, Jones posee la segunda mayor cantidad de puntos anotados en el equipo masculino del programa universitario: 1,745.

Fue selecionado por los Boston Celtics en la octava posición del Draft de 1975, a pesar de que el eterno Red Auerbach jamás lo había visto jugar. ¿La razón de la elección? Al coach le dijeron que no podía perderse al que era el mejor jugador joven del país. Su primera temporada no fue muy buena y tampoco tuvo un rol relevante en el funcionamiento de los orgullosos verdes, que todavía contaban con Bob Cousy. De hecho, pensó que jamás iba a poder exhibir sus atributos y que ese sería el final de su vida deportiva. Pero, una vez que le dieron minutos y protagonismo, Jones brilló y fue vital para la consolidación de la dinastía. Entre 1959 y 1966, los Celtics se consagraron en las ocho campañas que disputaron. Tan sólo Russell, K.C. Jones y él formaron parte de cada una de las coronaciones.

Durante esa racha el perimetral protagonizó varios cursos dignos de un All-Star, condición con la que fue condecorado en cinco oportunidades. En 1965, promedió 25,9 puntos, 5,1 rebotes y 2,8 asistencias. También campeonó en 1968 y 1969, ya en el final del dominio casi absoluto de la franquicia de Massachusetts. A lo largo de su trayectoria, se ganó el apodo de Mr Clutch por su aporte en los momentos más decisivos de la postemporada. El más destacado fue en las Finales de 1962, cuando marcó 10 puntos en el suplementario del séptimo enfrentamiento ante Los Ángeles Lakers.

Jones recibió dos de los honores más altos en el mundo NBA: Boston le retiró el dorsal 24 en 1969 y fue inducido al Salón de la Fama en 1984. Esos reconocimientos son el ejemplo perfecto de lo que significó su figura no sólo para una organización en particular, sino para la competencia en general. El fiel reflejo de uno de los palmarés más abultados que se hayan visto en el deporte de la anaranjada. Uno que debería ser recordado cada vez que se hable de la élite.