Rivers: "En este trabajo siempre estás agotado"
16:47 10/12/2019 | Don Woike de Los Angeles Times analizó el estrés que tienen los entrenadores en la NBA. Rivers, Stotts, Carlisle y algunos otros opinaron.
La NBA y el básquet en general avanzan hacia un mejor acondicionamiento de todo lo que rodea al jugador, desde su alimentación a las horas de descanso y los ejercicios que debe realizar en el gimnasia. La cantidad de minutos en un partido, el personal médico y la ciencia deportiva están avanzando con cerelidad y día a día se encuentran nuevas formas de afectar positivamente el trabajo de quienes se dedican a la disciplina.
Sin embargo, el rol del entrenador parece haber sido dejado de lado, y a esa conclusión llegó Dan Woike de Los Angeles Times, quien analizó mediante entrevistas y charlas a distintos directores técnicos lo que les ocurre a ellos en determinados momentos de la temporada. La presión por ganar, la falta de sueño, la búsqueda de la perfección y la administración de los roles son algunas de las tareas más difíciles y desgastantes para el que está en el banco de suplentes.
Doc Rivers le cuenta a Woike que en 2016 estuvo a punto de retirarse por el precio que estaba pagando: vomitaba sin parar, adelgazaba constantemente, tenía que ponerse inyecciones antes de los partidos y se sentía constamente agotado, sin energía.
"Era horrible, no me quedaban fuerzas y pensé en dejarlo. Me afectaba drásticamente en el día a día, como entrenador y en toda mi vida. En este trabajo siempre estás agotado, es un problema enorme al que no se está prestando atención, yo ahora lo veo en otros entrenadores nada más verles la cara en una retransmisión de televisión. A alguno lo llamó después por eso y me cuenta cosas que confirman lo que me había parecido, que no está pasando por un buen momento", asegura el entrenador de los Clippers, que no llegó a parar como sí tuvieron que hacer Steve Clifford, ahora en los Magic, y Tyronn Lue, ahora asistente del propio Rivers y campeón al frente de los Cavaliers de LeBron James.
Los problemas de sueño, mala alimentación y un estrés descomunal se compaginan en una vida de presión constante, viajes, falta de horarios fijos, quejas de jugadores, máquinas de quemar calorías, cierto descontrol en las comidas tras los partidos, en los viajes o cuando llegan a los hoteles.
Este es un ritmo que no pueden seguir los entrenadores si no quieren que les pase una factura seria. El sueño es muchas veces una quimera después de los partidos, tal y como confirma Rick Carlisle, el entrenador que dirige a los Mavericks y que llevó a los texanos al primer anillo de su historia: "Es difícil irte a casa después de un partido y, tras tantas emociones, echarte a dormir sin más. Cuesta un buen rato conciliar el sueño, y además tienes que ver el vídeo del partido. Si lo dejas pasar, puede que ya tengas los del siguiente rival y se te acumule el trabajo".
Rvers, según este artículo, ha dejado de beber alcohol después de los partidos y medita antes de ellos. Scott Brooks, de los Wizards (dice que durante las temporadas los entrenadores adelgazan casi literalmente: "Tenés tantas preocupaciones que no hacés nada por cuidarte a vos mismo") corre entre los monumentos de Washington, y Terry Stotts (Blazers) da paseos y, después de los encuentros como local, se obliga a ir a casa y ver capítulos de la serie Madam Secretary con su mujer. Mike Budenholzer, de los Bucks y dos veces Entrenador del Año, pasa muchos ratos en el gimnasio levantando pesas.
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