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Muchas veces, el tiempo provoca que muchas estrellas del pasado se pierdan en el olvido. Pero, también, permite volver a esos tiempos y recordar las hazañas que hicieron grande a competencias como la NBA. Rick Barry no suele ser incluido en discusiones sobre quiénes fueron los más grandes jugadores de la historia, pero un repaso por sus mejores momentos evidencia que el alero fue una verdadera leyenda. Uno de esos hitos ocurrió hace exactamente 45 años, cuando un tiro significó el inicio del triunfo de Golden State Warriors en las Finales de 1975.

Washington Bullets, rival en esa instancia, era la franquicia favorita a llevarse el campeonato: habían acumulado 60 victorias en la temporada regular y todo indicaba que aquella definición sería apenas un trámite. Sin embargo, Barry y su equipo tenían otros planes. Durante el primer partido de la serie, el desarrollo del juego fue más parejo de lo previsto. Y, ya en el final, la estrella de los de la Bahía encestó un tiro en suspensión clave para inclinar la balanza a su favor. Fue 109-95 para los Warriors, una sorpresa para la mayoría de los analistas.

Lo que vino después fue aún más impactante. Con su líder como figura excluyente, Golden State dominó a los Bullets en los próximos tres choques y barrió la eliminatoria para convertirse en el campeón de la NBA. Barry fue nombrado MVP Finals, luego de alcanzar una media de 29,5 puntos, 4 rebotes y 5 asistencias. El alero, quien también disputó las Finales de 1967 cuando los Warriors se encontraban en San Francisco, es el jugador con mejor promedio de puntos en la historia de la serie decisiva: con 36,3 por partido, supera por tres tantos a Michael Jordan.