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Peñarol comenzó el torneo con una reformulación en base a sus posibilidades, encarando la temporada con un equipo sostenido en varios extranjeros importantes y con Patricio Tabarez como jugador nacional central, más los pibes del club, la llegada de Santi Vaulet tras mucho tiempo sin jugar y la partida de Juani Marcos a España. 

Eso los obligó a jugar con base extranjero (Belardo), que no le dio demasiado, pero se esperaba más de un trío foráneo que tenía calidad individual: Darryl Jackson, Cory Johnson y, sobre todo, Devin Thomas, un pivote de otro nivel, que llegaba en un precio accesible pese a ser un extranjero con condiciones para jugar en Europa. 

En tres meses, antes del fin de año, no quedaba ninguno de los cuatro. Johnson se fue por una lesión que no lo dejaba rendir, Belardo y Jackson porque no rindieron lo esperado y Thomas porque, previsiblemente, no volvió de las fiestas y, pese a que luego intentó hacerlo, el club prefirió no retomarlo. 

Curiosamente, el comienzo del 2020, tras los cambios y la llegada de Juan Cantero, no fue malo y Peñarol hilvanó 4 triunfos seguidos en casa en enero, tras perder el primero en Bahía, y parecía que el barco salía a flote, pero tras cartón llegaron seis caídas seguidas (5 de visitante), y fui ahí donde el club le pidió la renuncia a Piccato. 

La temporada terminó con Carlos Romano al frente, dirigiendo los últimos 4 partidos antes de la suspensión (2 ganados y 2 perdidos), sin poder saber qué hubiese pasado después. La única realidad es que el equipo no llegó a despegar nunca y tuvo demasiados cambios dentro del plantel.

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