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Después de un primer cuarto aburrido, del que solo se salvaron Horner (9 puntos) y Diez (6), con un porcentaje de cancha combinado del 33% (increíblemente sin pérdidas por ambos lados), Obras levantó con su banca en el segundo, llegando a sacar 10 (34-24 con Zurbriggen, Zanzottera y Bortolín en cancha) y, paradójicamente, cuando volvió Herrmann, el venadense clavó dos triplazos y 8 puntos, pero Peñarol se puso a tiro y terminó la mitad mucho mejor de lo esperado: 40-43 abajo, con 10 puntos de Ale Diez.

El tercer período se pareció más al primero que al segundo. Un par de figuras destacadas (Zanzottera, Reed, Diez), muchos errores y mucha paridad. Curiosamente, pese a los 12 puntos de Reed (4 triples), esta vez prevaleció el juego de equipo de Obras, que si bien se apoyó en Zanzottera (8), repartió mejor los tiros (6 de Bortolín y 5 de Herrmann).

El mejor período fue, sin dudas, el último. Mayor efectividad, mayor tensión y, gracias a las nuevas reglas, mayor posibilidades para ejecutar y moverse. En otro contexto, el partido se hubiese trabado, casi con total seguridad. Pero ahora permitió que jugadores como Reed, como Giorgetti, como Herrmann, tuvieran más libertad de movimientos. 

Reed fue el que le sacó mayor provecho a la situación. Porque Obras, tras ponerse 70-62 arriba, no lo pudo parar. Y con los puntos de Reed empezó un parcial de 23-6 que incluyó un gran pasaje de Giorgetti y otro de Figueroa al final, ambos clave. A Obras no le dio el tiempo para intentar el milagro. Jugó su peor defensa en el momento menos indicado y perdió 93-86. 

Fabián García / [email protected]
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