NBA 2019/20

Patrick Beverley, de traficar drogas a ganar millones en la NBA

21:17 19/01/2020 | El base de Los Angeles Clippers es un jugador consagrado en Estados Unidos, pero su camino no fue nada fácil. Acá su dura historia.

Beverley luchó para llegar a la NBA (Foto: NBA)

Patrick Beverley nació un 12 de julio de 1988 en Chicago, una de las cunas del baloncesto Su madre tenía apenas 17 años cuando lo dio a luz Al ser jóvenes, su padre decidió marcharse y no hacerse cargo Afortunadamente su mamá y su abuela lo cuidaron desde el primer día. 

En sus primeros años su madre lo inscribió en todos los deportes posibles. Practicó karate, beisbol, futbol americano y básquet. Lo querían mantener concentrado en lo deportivo para alejarlo de las peligrosas calles de Chicago. En el barrio pregonaban las armas, el tráfico de drogas y la violencia Chicago es una de las ciudades más sanguinarias de Estados Unidos y su promedio de asesinatos es el más alto del país. 

Patrick tenía claro desde pequeño que quería ser jugador de básquet. ¿La razón? Lo único que su padre le había dejado eran sus trofeos de su época con la naranja, los cuales idealizó al punto de que llegar a la NBA era una obsesión. 

Difíciles comienzos 

Sin embargo, el trayecto no sería para nada fácil. Su madre tenía dudas al comienzo y recién en la Escuela Secundaria le permitió practicar básquet de alto rendimiento. Inmediatamente Pat y la John Marshall High School unieron sus caminos y comenzaron a batir récords positivos. 

A pesar de sus llamativas prestaciones, las grandes universidades todavía no se fijaban mucho en él. En sus comienzos, sólo la Universidad de Toledo le había ofrecido un puesto. No era una mala oferta, pero él quería enfrentarse a los mejores y jugar en la División I de la NCAA. 

"Patrick es una persona que quiere jugar sólo con gente de su nivel, de esos que quieren desafiarse constantemente ante los mejores. Estaba hambriento por participar en lo más alto de la NCAA", decía un amigo hace un tiempo en una entrevista a un diario local. 

Con las ideas claras, Pat empezó a trazar objetivos. El primero era ante su clásico rival, Crane Cougars. Allí jugaba Sherron Collins, quien después sumaría algunos minutos en la NBA. Motivado como nunca, Pat guió a los suyos a la victoria tras anotar 33 puntos y condecorar una excelente actuación individual. 

Lamentablemente, los suyos caerían en la próxima ronda, a pesar de los 37 puntos de Beverley Pero la escena no termina ahí... Tendrían la chance de pelear por un puesto en el torneo estatal de Illinois. Esta era la última oportunidad de Pat para causar atención NCAA. 

Con toda la presión, Pat se encargó de liderar al equipo para conseguir dos victorias claves. La primera ante los conocidos Cougars, y la segunda ante la Academia de Loyola, en donde jugaba Jeffrey Jordan, hijo del mítico 23. Era la primera vez desde los 90 que Marshall High School estaba en un torneo estatal. Beverly era la estrella, pero enfrente estaba un tal Derrick Rose, que jugaba para Simeon High School. Fue así que el base se llevó el duelo y destrozó las ilusiones de Pat, quien atónito veía como se esfumaban sus chances de campeonar. 

La vida le comenzaba a demostrar a Beverley su lado no contado. Todo parecía perdido hasta que unos días después el teléfono comenzó a sonar. Universidades de la calidad de Wake Forest, Michigan y Arkansas estaban interesadas en sus servicios. ¿Lo bueno? todas eran de División I, tal y como él había deseado desde un principio. 

La NCAA como punto de encuentro  

Sorpresivamente, Patrick decidiría irse a la Universidad de Arkansas. Los Razorbacks venían de disputar su primer torneo NCAA desde el 2001 y su récord había sido de 22 victorias y diez derrotas. Además, uno de sus jugadores, Ronnie Brewer, se marchaba a la NBA. 

La marcha de Brewer despejaría el camino para que Beverly se haga con las riendas del equipo velozmente. En la cancha respondió con creces, liderando al conjunto a un récord de 21-14. Además, fue el líder de su universidad en puntos (13.9), robos (1.7) y también en el apartado de triples (38.6%). 

Luego de la eliminación en primera ronda del torneo ante USC, Patrick tomó las cosas en donde las dejó. Aumentó su promedio de rebotes (6.6) y empezó a dejar muestras de su disciplina defensiva. En el partido inaugural de la fase eliminatoria, Beverley secó a Jordan Crawford y Eric Gordon. Combinados, anotaron apenas tres de 20 tiros en ese enfrentamiento. Estaban anonadados por la presión del base, quien a pesar de su tamaño tenía fuerza e intensidad para frenarlos. 

En la segunda ronda esperaba North Carolina y su poderosa formación integrada por Danny Green y Ty Lawson, entre otros. Allí, los de Arkansas eran superados por la calidad de su rival, que tenían múltiples estrellas con potencial NBA. Tras dos grandes temporadas NCAA se vino el desmadre, un escándalo que le valió la suspensión por un año de cualquier actividad relacionada al deporte del baloncesto a nivel universitario. 

Todo empezó porque Patrick entregó un examen que no era suyo, sino de su tutor en ese momento, quien lo había ayudado. Al descubrirlo, la universidad decidió suspenderlo de todas las actividades deportivas. Es decir, podía seguir estudiando, pero no podría jugar por un año. 

Camino a Europa 

Patrick tenía que decidir si aguardaba ese periodo o si buscaba otra forma de llegar a la liga. Eligió lo segundo e inmediatamente volvió a Chicago y contrató un agente para encontrar algún equipo en el exterior. Por si eso fuera poco, Patrick había visto nacer hace unos meses a su hija y no sólo estaba desempleado, sino que tenía que hacerse cargo de su familia. Esto lo llevó a comenzar a traficar drogas. Era un trabajo temporal, pero peligroso. Su futuro estaba en juego. 

Estaba en un momento oscuro, nadie podía sacarlo Como un llamado del más allá, Pat y su primo sufrieron un accidente automovilístico. Su pariente murió en el acto y Beverly apenas sobrevivió, pero fue un llamado de atención, sabía que tenía que hacer un click por él y su familia.  

Con todas las de perder, Pat armó sus valijas y se fue con su familia a Ucrania. Allá lo esperaba Bob Donewald, Jr., quien lo había pedido personalmente para su equipo (Dnipro). Su ética de trabajo enamoró inmediatamente a todos, era un perro de presa lleno de hambre y redención. Enfrentando a veteranos, aprendiendo a leer el juego y encontrando nuevas variantes, Patrick maduró en Europa. Sus grandes rendimientos le permitieron ser elegido para el Juego de las Estrellas de la liga y también ganó el torneo de volcadas. 

Primera chance en Estados Unidos 

Desafío logrado en el viejo continente mediante, Beverley estaba listo para presentarse al Draft, por lo que viajó de vuelta a Estados Unidos y entrenó con muchos equipos de cara al sorteo. Su mala reputación lo antecedía, pero los Lakers confiaron en él y lo eligieron en segunda ronda. Pero sus derechos fueron traspasados esa misma noche a Miami Heat. Subsecuentemente, los de Florida le dijeron que espere una temporada más para hacerse con sus servicios, Por ende, Patrick volvería a Europa, esta vez para jugar en el poderoso Olympiakos griego 

Allí compartiría equipo con estrellas del nivel de TeodosicKleiza y un tal Theodoros Papaloukas. La campaña fue excelente y Pat estaba asentado en Europa como un extranjero impropio, ya que su energía para jugar llamaba la atención de todos.  

Al final del periodo, Heat lo llamó de nuevo para que juegue con ellos la Summer League. Pat fue titular en tres de los cuatro partidos disputados, con promedios de 5.8 puntos y 4.8 rebotes, y también tuvo la suerte de aprender de LeBron James, que en ese entonces estaba en el equipo de Florida. 

Lamentablemente, el base fue cortado tras el campo de entrenamiento previo al inicio de temporada. Otra vez estaba frustrado, no entendía que debía hacer para mantenerse en la liga Resignado, volvió a Europa, esta vez para jugar en el St. Petersburg ruso. Allí tenía un gran contrato, dos autos y mucha fama. La NBA ya parecía un sueño lejano. Fue elegido MVP de la Eurocup y era el dueño del equipo, la máxima estrella. 

A la NBA para siempre 

Estaba en su zona de confort, nada podía sacarlo de eso. O al menos eso parecía... Fue en ese entonces cuando recibió un llamado de su agente. Este le dijo: "tengo dos noticias, una buena y otra mala". "La primera: te quieren de Houston Rockets. La segunda, vas a tener que pagar una cláusula de rescisión". Houston pagaría la mitad, pero el resto era a cuenta suya. ¿El monto? $1.5 millones de dólares, casi el total de lo que había ganado en su último contrato con los griegos. 

Pat de nuevo estaba en la disyuntiva: quedarse como una estrella en Europa o arriesgar todo en busca de su sueño eterno, de su quimera imposible que ahora parecía estar en sus manos. Fiel a su estilo desafiante, Beverley eligió lo segundo. Abonó el dinero y puso rumbo a USA. Finalmente, Pat estaba en la NBA, con 24 años, un contrato sólido y todo por delante. Las cosas iban viento en popa. Tal es así que, una lesión de Lin, el base titular, forzó a los Rockets a ponerlo en la rotación habitual. Era el momento que esperó durante toda su vida. 

El base respondió de manera soberbia y en su primera temporada promedió 5.6 puntos, 2.7 rebotes, 2.9 asistencias y 0.90 robos en 41 partidos. Además, en el segundo partido de playoffs, en el que Houston enfrentaba a Oklahoma, el base jugó su primer partido como titular.  

Pat vivió en Houston sus primeros años de gloria y con celeridad se ganó la reputación de ser uno de los mejores defensores. La franquicia se enamoró a primera vista y en la temporada 2015-2016 renovaron su contrato por $23 millones de dólares. A pesar de todo, Houston se vio envuelto en una serie de derrotas durante su periplo y para la campaña siguiente se empezaría a gestar su marcha. Esto culminó en el 2017, cuando los texanos lo traspasaron a Los Angeles Clippers a cambio de Chris Paul.  

Una historia ejemplar 

Bajo las órdenes de Doc Rivers, Pat se transformó en uno de los abanderados de su filosofía de sangre, sudor y lágrimas. Durante las siguientes dos temporadas fue uno de los estandartes del conjunto que sedimentó la llegada de Paul George y Kawhi Leonard para la 2019-2020.  

Su vida es propia de una película de superación. Precisamente allí hay que detenernos... Para enseñar su camino como un ejemplo, como un sendero de que con esfuerzo todo llega a su debido tiempo. No importan los errores y las equivocaciones, si uno sabe adónde va y trabaja duro para cumplirlo, el sueño siempre se cumplirá. Sólo hay que confiar en uno mismo, aun cuando el resto no lo haga, aun cuando nada tenga sentido. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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