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Buscando el primer título europeo para Turquía, el Fenerbahce estaba ante su gran oportunidad histórica, con un gran experimentado al mando (Obradovic, 8), pero menos curtido el plantel, al menos en lo que se refiere a títulos de Euroliga (solo Sloukas y Antic). Todo lo contrario su rival: gran historia de títulos (3), finales (4) y jugadores campeones (Spanoulis, Printezis, Mantzaris, Papanikolaou). ¿Qué prevaleció? El entrenador serbio y el espíritu de un equipo con mucho hambre de gloria: 80-64 ante Olympiacos y tarea cumplida: campeón de Europa.

Fue un vendaval ofensivo en el primer cuarto (26-18), con una enorme presión defensiva a la pelota, contraponiendo la táctica de su rival de regalar de algún modo el tiro de Kalinic (12 en ese ratito, con 3/3 triples), con una enorme efectividad tanto del serbio como de su compatriota Bogdanovic, que en el segundo cuarto cayó en 3 faltas y condicionó su presencia, lo mismo que Spanoulis, autor de 2 muy rápido que obligaron al Olympiacos a defender distinto.

La defensa empezó a tomar color en el segundo período, mucho menos vistoso, con Olympiacos repitiendo su táctica de los últimos años: sangre, sudor y lágrimas e intentar llegar a un final parejo. Mejoró el daño que le estaban haciendo Vesely y Udoh en la pintura con un gran trabajo de Milutinov (no solo defendiendo, sino obligando a sus oponentes a esforzarse atrás), y se fue al descanso largo en partido (39-34 abajo).

El tercer cuarto fue el mejor de Fenerbahce, quizá no por la diferencia que llegó a sacar (+14), sino porque empezó a dar la sensación de control que hasta ese momento no había tenido, con un jugador agregado clave que no había tenido participación el viernes: Datome, autor de 7 puntos clave. Olympiacos había empezado amenazando con 2 bombas de Mantzaris (44-40), pero de ahí en más desaparecieron. Fenerbahce metió desde ahí un parcial de 24-10 y se fue 18 arriba, con otro fantasma en acción, como Antic, que sumó un triple demoledor. 

Con semejante desventaja, al Olympiacos le pasó como dos años antes en Madrid ante el Real: no le dio el cuero para más y, sin dejar de luchar, quedó claro que no tenía forma de darlo vuelta, con Spanoulis torcido y el resto sin tantos recursos individuales para generar una remontada rápida. Fue campeón Fenerbahce con mucha autoridad, una afición ruidosa y seguidora y, pese a no ser su estadio, una localía que pesó. Bogdanovic fue el mejor de la noche con 15 puntos y 3 rebotes, y el MVP quedó en manos de Ekpe Udoh, una máquina defensiva y de intimidación interior.