NBA

Mike D'Antoni, un revolucionario sin anillo

10:21 14/09/2020 | El entrenador dejó su cargo en los Houston Rockets y es un buen momento para reflexionar sobre su impacto en el básquet actual.

Foto: Clutch Points

Algunas veces, el impacto de diferentes personalidades en la NBA pueden evidenciarse a través de los títulos. Desde Red Auerbach y Bill Russell, pasando por Pat Riley, Phil Jackson y Michael Jordan hasta Gregg Popovich, LeBron James o tantos otros, bastan con ver sus vitrinas para entender que han dejado una huella. Sin embargo, existen otros personajes que son imprescindibles para entender una época a pesar de no haber podido levantar un trofe. Mike D'Antoni es el vivo ejemplo de ello.

Cualquiera que analice el deporte bajo el registro de blanco o negro dirá que el entrenador que actualmente dejó su puesto en los Houston Rockets al caer en las Semifinales de Conferencia Oeste es un perdedor. No pudo alzar el Larry O'Brien en ninguna franquicia, ya sea Denver Nuggets, Phoenix Suns, New York Knicks, Los Ángeles Lakers o en los texanos. Pero, dentro de un análisis mucho menos simplista y que comprenda que dejar un legado va más allá de un resultado, el coach emerge como alguien imposible de ignorar a la hora de procesar el estilo de juego actual.

Desde aquellos Suns de Steve Nash y sus "siete segundos o menos", D'Antoni se transformó en un maestro de vanguardia en lo que respecta al ataque. A partir del impacto que tuvo ese equipo, el ritmo promedio de la liga no ha parado de crecer y las 90,5 posesiones de media en 2006 quedan eclipsadas por las 100,3 de la campaña 2019/20. La influencia de su sistema en el funcionamiento del base canadiense generó un patrón para que, también, futuras estrellas como Steph Curry pudieran dominar la escena.

Que el "spacing", la presencia de aleros capaces desde el tiro exterior, el triple y la utilización de internos versátiles en quintetos más orientados a la explosividad y la rapidez que al tamaño sean la norma en estos tiempos es, en gran parte, por su culpa. El nacido en Virginia lo implementó en momentos en los que eso era visto como un suicidio para que, años más tarde, se consolidara como una de las partes más importantes del éxito de los planteles.

Ya como representante de los Rockets, D'Antoni reventó los parámetros establecidos en la época y los exprimió al máximo. Adaptó su sistema al punto de eliminar la media distancia para quedarse con el lanzamiento a distancia y las cercanías del aro como las dimensiones elegidas para castigar. James Harden fue su modelo perfecto: nadie expresa o expresó mejor esos conceptos desde lo individual. La llegada del entrenador supuso un punto de inflexión en su carrera: desde 2016, ha estado siempre en la consideración por el MVP y ganó el premio en 2018.

Amparados en las estadísticas avanzadas, otro mundo al que Houston se arrojó y que provocó que se le diera una mayor visibilidad a ese tipo de herramientas, este plantel se encomendó al micro-ball en los últimos meses: un quinteto compuesto de perimetrales, la mayoría de ellos capaces desde el tiro, que le presentaron un desafío a cualquiera que los enfrentó. Tal vez, la puerta de entrada a un nuevo mundo en el que otros incursionarán para mejorar o pulir sus asperezas.

La ausencia de un título no borra la trascendencia que ha tenido tanto en el juego como en la carrera de sus pares. Lo dijo Steve Kerr: "El hombre que merece más crédito por cambiar la forma en la que se juega es Mike D'Antoni". Los campeonatos son visibles, se festejan y quedan en la memoria de todos. Los cambios y las revoluciones no tanto, pero su marca perdura en la vida de todos hasta que otro revolucionario vuelva a innovar, a desempolvar formatos olvidados o a darle su toque a un estilo. D'Antoni lo ha hecho y ahí nace su leyenda.

Leandro Carranza | [email protected]
En Twitter: @basquetplus | En Twitter: @leocarranza99

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