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Michael Jordan es tan absorbente con su figura que resulta difícil muchas veces ver lo que pasa a su alrededor. En The Last Dance, hasta ahora, además de la ausencia absoluta de su primera esposa Juanita, tampoco se ve a la actual, la cubana Yvette Prieto. Y su familia ocupa poco espacio, salvo sus padres. 

Marcus Jordan es uno de sus hijos, y lo acompaña en la organización de los Charlotte Hornets, además de manejar sus propias inversiones. Marcus habló con el sitio norteamericano TMZ y dejó algunas de sus sensaciones con respecto al documental y también a lo que fue su vida al lado de MJ.

"En octavo grado, estaba jugando en la escuela secundaria y era el número uno en el estado. Todo el mundo venía a nuestros juegos y estábamos reuniendo más gente de lo habitual y fue entonces cuando realmente comencé a darme cuenta de quién era mi padre".

"Cuando era chico había cierta presió que sentía por ser su hijo, pero la verdad es que mi hermano, que es dos años mayor que yo, era el que realmente tenía que enfrentarse a eso, lo cual me sirvió para ver lo que luego me iba a pasar a mí. Papá siempre nos dijo, de todos modos, que él no iba a estar siempre para ocuparse de nosotros, que deberíamos desarrollar nuestros propios talentos y eso nos quedó marcado".

"¿Qué fue lo mejor y lo peor de ser hijo de Michael Jordan? Lo mejor es que tienes un montón de beneficios extras. Crecí jugando a la Playstation en un jet privado. Mi madre hizo un gran trabajo manteniéndonos con los pies en la tierra, visitando a nuestros primos más humildes y demás. Lo peor fue quizá saber que la gente siempre quería algo de vos. O unas zapatillas, o un contacto, o algo. Siempre venían buscando llevarse algo. Quizá sea lo único negativo".

Marcus maneja un negocio especial relacionado a su padre y a Nike llamado The Trophy Room (la habitación de los trofeos), ambientada como un vestuario de los Bulls, en donde se venden distintas prendas y zapatillas de muchas marcas, y del que Marcus dice que su padre se siente orgullos. Tiene privilegios, como por ejemplo tener a la venta una camiseta 23 de los Bulls autografiada, al módico precio de 8.000 dólares.

The Trophy Room