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Tiene 31 años y 11 meses, pero pareciera que le queda media vida por delante en la NBA. Sin embargo, LeBron James, un niño prodigio, ya suma 13 temporadas completas en la mejor Liga del mundo (esta es su 14º), nunca se perdió muchos partidos en un año (13 el máximo en la 2014/15) y por eso anoche ante Dallas llegó a los 1000 partidos de serie regular como si nada, casi sin sufrirlos.

LeBron, que indudablemente pasará a la historia como uno de los mejores de todos los tiempos, tiene además 199 de playoffs, por lo que acumula sobre sus espaldas 1199, un número que para cualquier deportista del mundo sería una enormidad, pero para él, un atleta descomunal, suena a normal.

Hace 28 días se cumplieron 14 años desde su debut, un 29 de octubre de 2003, en cancha de Sacramento. Con 18 añitos apenas, James dejó en claro que no llegaba a la NBA para cosas pequeñas: 25 puntos, 6 rebotes, 9 asistencias y 4 robos en 42 minutos.

En estos 14 años, James fue 3 veces campeón de la NBA (cuyas finales juega consecutivamente desde 2011, 6 seguidas, primero con Miami y luego con Cleveland), 3 veces MVP de las finales, 4 veces MVP de la Liga y dos veces oro olímpico, entre otros logros. Un carrerón cuyo final parece todavía lejos. ¿Podrá ser el mejor de todos los tiempos? Falta tanto para que su estrella se apague que nada indica lo contrario.