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Ocurrió mucho antes de convertise en la rivalidad que salvó a la NBA de las ruinas económicas y le devolvió al juego el prestigio de otros tiempos. Ocurrió incluso antes de la famosa final de la NCAA de 1979 en la que se enfrentaron como líderes de Michigan State e Indiana State. Ocurrió antes de que fueran jóvenes renombrados: la primera conexión entre Magic Johnson y Larry Bird se dio en 1978, durante el World Invitational Tournament.

El torneo tuvo lugar en los Estados Unidos durante los primeros días de abril de ese año. Era una especie de exhibición en la que el Team USA integraba un cuadrangular con Yugoslavia, la Unión Soviética y Cuba. Sirvió como parte del proceso previo a los Juegos Panamericanos del curso siguiente. El seleccionado estadounidense estaba conformado exclusivamente por los mejores jóvenes universitarios del momento. Quien los dirigía era Joe B. Hall, entrenador campeón con la Universidad de Kentucky. Junto a Bird y Johnson, se encontraban gran parte de los jugadores de ese plantel que recientemente había ganado el título. Y, aunque con la historia sobre la mesa parezca una locura, casi todos tenían mayor protagonismo que ellos.

Ambos quedaron relegados a la segunda unidad. Sin embargo, a pesar de las intenciones de Hall de mostrar a sus muchachos, ellos supieron hacerse un lugar para brillar: "Me sorprendió porque se comía vivo al mejor jugador universitario de ese año. No podía esperar para volver a mi barrio y decirles a mis amigos que ese blanquito era de verdad, que era el más duro que había visto", confiesa Johnson en el documental A Courtship of Rivals, que cuenta la historia de la pareja. La admiración era el sentimiento dominante por el lado de Bird: "Me di cuenta de que era muy bueno. Probablemente, el mejor base del equipo."

Los minutos escaseaban, pero fueron suficientes para encontrarse en un par de ocasiones. Según Magic, el funcionamiento de la selección era muy superior cuando él y Larry se encontraban en la pista. Aunque existen pocos registros para corroborarlo, una grabación de una jugada que compartieron en uno de esos partidos puede servir como evidencia de aquello. Una cadena de pases entre las dos máximas estrellas de la NBA durante la década del ochenta, cuando sólo eran dos adolescentes que compartían camiseta y pasión.

Leandro Carranza | [email protected]
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