La curiosa relación entre el básquet y el póker
15:50 25/10/2016 | Aunque no lo parezca, ambas actividades tienen componentes en común que hacen que la cercanía sea bastante estrecha.
¿Quién iba a decir que dos actividades tan distintas iban a tener una relación tan estrecha como el básquet y el póker, cuando así a primera vista uno es un deporte de equipo con un alto componente físico y el otro un juego individual en el que participan todo tipo de personas, en muchas ocasiones con una vida bastante sedentaria?
Fuente foto: zazzle.es
Para empezar esta definición no se ajusta completamente a la realidad para el segundo de los casos, puesto que en el póker actual ya queda lejos aquel arquetipo de jugador con mala vida que el cine casi siempre nos ha mostrado y que hoy se ve plasmado en la figura de un joven con un nivel intelectual medio-alto y en gran parte de los casos muy pendiente de su estado físico.
Por otro lado, desde 2010 el póker ha sido aceptado como deporte mental e incluido por la Asociación Internacional de Deportes Mentales (IMSA) dentro de la lista de los mismos. Esto no significa otra cosa que, a diferencia de lo que algunos piensan, su principal característica a la hora de ponerlo en práctica es la pericia y dista mucho de la de un juego de azar al uso.
No cabe duda de que, en la misma línea que sucede con el básquet, la estrategia es absolutamente fundamental a la hora de afrontar el juego. Sabemos que en el juego estático sobre el parquet se dejan pocas cosas a la improvisación, puesto que se estudia y se ejecuta minuciosamente cada jugada en función al rival y la táctica de juego elegida. Otro tanto sucede en el póker, en el que un competente conocimiento sobre el juego de los rivales y un rápido y eficiente cálculo de probabilidades durante las apuestas que se efectúan sobre la mesa, aumenta de forma considerable las posibilidades de éxito del jugador. Como es lógico, a partir de ahí en ambos juegos surgen situaciones inesperadas que obligan a tomar decisiones sobre la marcha. El acierto en éstas generalmente vendrá condicionado al talento o preparación de quien las ejecuta.
Del básquet al póker
Pero el vínculo entre estos dos juegos va más allá de las tácticas y la predisposición mental a la hora de abordarlos. Resulta curioso el generoso número de jugadores de básquet que se lanzan al tapete de las mesas, bien durante sus carreras o al finalizar las mismas. Entre ellos se encuentran algunos de los más grandes. Buen ejemplo de ello es Michael Jordan, el rey perenne de las canchas y uno de los que en más ocasiones ha mostrado su destreza para el póker, hasta el punto que tras su retirada participó en varias ocasiones en torneos benéficos. La mítica estrella de los Bulls de Chicago hizo incluso morder el polvo a algunos compañeros de profesión como Kevin Garnett, Scottie Pippen y Trent Tucker durante Torneo Anual Tucker Celebrity Poker.
Gilbert Arenas y Marvin Rettenmaier (Fuente PokerListings)
Son varias las estrellas de la NBA que han tenido auténtica pasión por el popular juego de naipes,pero algunos han querido ir aún más lejos. Se dice del tres veces participante del All-Stars Games, Gilbert Arenas, que en alguna ocasión tuvo problemas en su franquicia de los Washington Wizards por jugar póker durante los descansos de los partidos. El base de Tampa tiene tanta fe en sus posibilidades que en 2014 se lanzó a participar, aunque sin mucha suerte, en uno de los eventos profesionales más importantes del mundo, la PokerStars Caribbean Adventure (PCA) que se disputa cada año en Bahamas y que reúne a los mejores jugadores de póker del planeta. Eso sí, a las primeras de cambio estaba eliminado.
Otros gigantes de las pistas que disfrutan con el póker son Chandler Parsons, Jeremy Lin o Omri Casspi, de los que se rumorea que con ocasión de los viajes preparaban timbas con apuestas proporcionales a su tamaño. También se comenta que el base francés de San Antonio Spurs, Tony Parker, aprendió a jugar de su ex Eva Longoria y que ahora no lo hace nada mal.
Del póker al básquet
En el lado opuesto de la relación anterior tenemos algunos casos de jugadores profesionales de póker que son atraídos por el básquet. Uno de ellos podría ser el finlandés Ville Wahlbeck, ganador de un brazalete de las Series Mundiales de Póker, que en una ocasión realizó una apuesta con sus amigos mediante un curioso reto. Lanzaría 100 tiros triples a canasta y por cada uno de los aciertos sumaría $2.000, mientras que cada error le restaría $1.000. Pese a ser un inexperto logró anotar 46 triples, lo que le reportó una recompensa de $38.000.
Ville Wahlbeck (Fuente: PokerNews)
Otro caso llamativo es el del jugador profesional lituano de póker Antanas Guoga, popularmente conocido como Tony G, un enamorado del básquet cuya pasión le ha llevado incluso a ejercer de manager y vicepresidente de la federación de su país entre los años 2010 y 2012. Ha sido patrocinador de la selección lituana de básquet y cuando en una ocasión ésta no logró clasificarse para el Campeonato Mundial FIBA de 2010 en Turquía, asumió una gran parte del pago de la entrada comodín que le permitió a su país participar en el torneo. Gracias a ello Lituania lograría nada menos que la medalla de bronce en el campeonato con la inscripción TONYBET en el pecho. Todo un personaje.
Estos son solo unos pocos ejemplos de ese extraño lazo que existe entre el básquet y el póker, pero se podrían citar muchos más. La razón, aún está por descubrir.
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