España

George Gervin, el ángel que bajó del cielo para salvar al Manresa

16:28 12/07/2020 | El equipo español estaba luchando por no descender. Llegó el exjugador de la NBA a mediados de temporada y cumplió el objetivo.

Gervin en Manresa (Foto: lothar Endrass)

Gustavo Cerati decía que las cosas brillantes siempre salen de repente, como la geometría de una flor. Lo que sucedió durante la temporada 1989/90 en la acb fue algo similar. Aquel asunto tenía nombre y apellido, pero mejor empezamos nombrando sus credenciales. MVP de la NBA en 1980, nueve veces All-Star, cuatro veces máximo anotador y siete veces integrante del quinteto ideal. Lo conocían como George Gervin y cuando aterrizó en Manresa nadie lo pudo creer.  

Aquel asunto también tiene un porqué y para comprenderlo hay que viajar unos años en el tiempo, más precisamente a 1986, que fue cuando Gervin se despidió de la NBA para empezar su travesía europea en Banco di Roma (ahora llamado Pallacanestro Virtus Roma). Por supuesto, The Iceman la descoció y promedió 26.5 puntos por juego. Lamentablemente, el legendario jugador no tuvo un paso largo por Italia y se volvió a Estados Unidos en 1987.  

En aquel entonces cayó en un profundo océano por su adicción a las drogas y le costó mucho salir nadando de él. Por suerte todo cambió en la temporada 1989/90, cuando George decidió volver al básquet profesional. Primero jugó para Quad City Thunder, un equipo de la CBA, y luego tomó un nuevo avión con rumbo a Europa, en donde defendió los colores del TDK Manresa, uno de los equipos más humildes de la acb de España.  

Su forma física no era la mejor, ya que tenía 37 años, y estaba por cumplir 38, pero su talento se conservó como una estatua y en cuestión de días volvió a demostrar que todavía tenía tinta en su lapicera. Promedió 25.0 puntos en 17 partidos de temporada regular y luego explotó en playoffs, aumentando a 34.0 su cifra anotadora y consiguiendo mantener al equipo español en la primera división.  

Fue, como decía Cerati, la palabra antes que los labios la suelten. Fue respuesta, pero también solución. No decepcionó, se recuperó y mostró su mejor versión. España se convirtió en su teatro y el público europeo disfrutó de su último baile.  

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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