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El diseño de los Virginia Cavaliers indicaba, en primer instancia, que Francisco Cáffaro iba a disputar su temporada de rookie en esta 2018/19. Finalmente, una lesión de rodilla que derivó en una operación, obligó a una reestructuración y el prospecto argentino fue redshirt. ¿Qué significa? Es un recurso mediante el cual los jóvenes pueden ganar rodaje y roce en los entrenamientos, sin perder ninguno de los cuatro años universitarios que pueden disputar. Eso sí, no pueden estar dentro de los convocados y en consecuencia tampoco pueden ver minutos en cancha.

De esta manera, el pivote de 18 años y 2.13 metros de altura, estuvo en un segundo plano en esta 2018/19. Igualmente, siempre convivió junto al plantel y vivió una experiencia tan inolvidable como enriquecedora. No solo entrenó con los vigentes campeones de la División I de la NCAA, sino que además acompañó al equipo durante la temporada y el March Madness, a un punto tal que se subió al podio con sus compañeros y se calzó la gorra de campeón, tras el inolvidable 85-77 sobre Texas Tech para lograr el primer título en la historia de la Universidad.

Para un jugador joven argentino ya de por sí es un enorme logro el hecho de ser integrado a un programa universitario de la División I para desarrollarse al más alto nivel. Lo que sucedió esta temporada con el equipo de Tony Bennett no hace más que realzar esa visión y confianza que se ganó Francisco Cáffaro con base en sus buenos rendimientos, tanto en las divisiones formativas de la selección argentina como en la NBA Academy de Australia. Ahora tendrá que afrontar la temporada 2019/20 con la camiseta del campeón vigente, ni más ni menos.