Basquetplus.com

La historia demuestra que Boston Celtics es la franquicia más ganadora de la NBA. Sin embargo, gran parte de sus anillos los consiguió en el sesenta, en la que el conjunto liderado por Bill Russell triunfó en once oportunidades. La década siguiente “sólo” les dio dos campeonatos y la ausencia de una figura dominante los sacó de la lucha en el final de la misma. Todo eso cambió con la llegada de Larry Bird, quien un día como hoy pero de 1981 se coronó por primera vez en la liga.

Desde el inicio, la rivalidad con Magic Johnson le había dado dos reveses al alero: sufrió la derrota en la final de la NCAA de 1979 y tuvo que ver cómo el base de Los Ángeles Lakers ganaba el anillo y era el MVP de las Finales de 1980. A esas alturas, el premio al Rookie del Año que le otorgaron sabía a poco. Pero Bird estaba para cosas grandes. Y, fiel a su estilo competitivo, tardó poco en demostrarlo.

Un año después de que Magic alcanzara la gloria, lideró a los Celtics hacia el mejor récord de la temporada. En los playoffs, el equipo de Massachusetts pulverizó a Chicago Bulls y, en la serie decisiva de la Conferencia Oeste, se hizo fuerte ante los Philadelphia 76ers del MVP Julius Erving. La eliminatoria por el título los enfrentó a Houston Rockets. Y. a pesar de que el premio al Jugador Más Valioso quedó en manos de Cedric Maxwell, el nativo de Indiana brilló como pocos: promedió 15,3 puntos, 15,3 rebotes, 7 asistencias y 2,3 robos en seis partidos.

Fue el primero de los tres trofeos que Boston incluyó en las vitrinas de la institución durante su estadía. En los dos siguientes, alzó el MVP Finals. Sin embargo, fue en aquella llave de 1981 cuando verdaderamente le hizo saber al mundo de lo que era capaz. El primer capítulo dorado de una carrera legendaria.