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Son pocos los jugadores que son y serán recordados como la cara de una franquicia. La lista es muy corta y sólo admite a leyendas como Michael Jordan, Magic Johnson, Larry Bird y Bill Russell, entre otros. Wes Unseld es, indudablemente, la representación exacta de ese concepto si se trata de los Baltimore/Washington Bullets. Ante la información de que el exatleta falleció a sus 74 años de edad, parece correcto recordar lo que este significó para ese equipo y para la NBA en general.

Unseld llegó a la liga en 1968, luego de establecerse durante su paso por la NCAA como uno de los prospectos más interesantes de su camada. Fue All-American en dos de las tres temporadas que pasó con la camiseta de los Cardinalds de la Universidad de Louisville y varias instituciones de la máxima competencia del básquet estadounidense posaron sus ojos en él. La que lo seleccionó en el segundo puesto del Draft de aquel año fue Baltimore Bullets, dueña del peor récord en la Conferencia Este durante la pasada campaña. No lo sabían, pero la llegada del interno supuso un antes y un después en la vida de esa organización.

Siendo apenas un novato, el joven se consolidó como la pieza defensiva más importante de un conjunto que revirtió totalmente la imagen que había dejado un año atrás. Ganaron 57 partidos y dominaron la NBA con el mejor registro entre las dos divisiones. Unseld, quien promedió 13,8 puntos, 18,2 rebotes y 2,6 asistencias no sólo se coronó como el Rookie del Año, sino también como el MVP de la temporada. Así, se unió a Wilt Chamberlain como los únicos jugadores en combinar ambos premios en el mismo curso. Desde ese entonces, nadie ha sido capaz de incluir su nombre en ese selecto club.

Su importancia en la defensa se volvió más y más grande. Con él como líder, los Bullets alcanzaron cuatro Finales de la competición entre 1971 y 1979. Eran tiempos en los que la dinastía de los Boston Celtics había dejado de monopolizar los campeonatos y varios equipos tuvieron la chance de pelear por él. Los de Baltimore sufrieron una dura barrida propinada por los Milwaukee Bucks y, ya reconvertidos en Washington Bullets, cayeron ante Golden State Warriors antes de alcanzar la gloria. Lo hicieron en 1978, al vencer en la instancia decisiva a Seattle SuperSonics luego de siete duros partidos. Unseld se llevó el MVP de las Finales y agigantó aún más su leyenda.

Oficializó su retiro en 1981, para cerrar una trayectoria que además de los mencionados reconocimientos incluyó cinco participaciones en el All-Star Game y un título de rebotes totales en 1975. Fue inducido al Hall of Fame en 1988 y la franquicia, como no podía ser de otra manera, colgó su dorsal número 41 para siempre. La relación que tenían no se rompió allí, porque el exjugador también ocupó el puesto de entrenador en jefe, el de Vicepresidente de Operaciones y el de General Manager. Esta mañana falleció, luego de luchar durante varios años con problemas pulmonares. Pero ni la muerte ni el tiempo podrán borrar su impacto en los renombrados Washington Wizards, que encuentran en el legado de Wes Unseld una razón para estar verdaderamente orgullosos de su historia.

Leandro Carranza | [email protected]
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