España

Facundo Campazzo, el que no escucha y sigue

19:15 21/02/2020 | Desde su inicio en Peñarol hasta su paso por Murcia y la actualidad en Real Madrid, Campazzo fue creciendo temporada a temporada sin parar.

Campazzo con la Copa del Rey (Foto ACB)

“No escucho y sigo, porque mucho de lo que está prohibido me hace vivir. No me persigo, porque mucho de lo que está prohibido me hace feliz...”, suena de fondo e inaugura el estribillo de una canción que hace saltar hasta al más ameno. Entre punteos de guitarra, voces agudas y mucha excitación, el tema habla del flagelo de guardarse lo que siente el alma, los tabúes diarios y todo lo que no se puede decir. 

Estos pensamientos pertenecen a la banda argentina conocida como Callejeros. A pesar de todos los males, su música marcó un antes y un después en el país, rompiendo moldes y molestando a los superiores, relatando hechos de la calle, irregularidades, denuncias, protestas y declaraciones de las más estrafalarias. 

De manera similar a este indócil conjunto, Facundo Campazzo se hizo de abajo, destrozando paradigmas, incomodando y sorprendiendo a todo aquel que en el camino le decía que no estaba a la altura. Primero creían que era lento, luego que no podía lanzar de tres, después que no sobreviviría en la Liga Nacional, finalmente que no lo haría en España, mucho menos en la NBA. 

Ofensiva progresiva 

Desde sus tiempos en Peñarol, el éxodo a España, la adaptación en Madrid y la confirmación en el último jueves de la Liga Endesa, el crecimiento de Campazzo fue tan paulatino como invisible. Una nueva forma de frenar, hacer un amague e ir hacia el aro, girar en una cortina defensiva o robar el balón de manera tal que evita hacer falta, Facundo es un mago que no deja de sorprender, aun cuando parece que se le terminan los trucos. 

Día a día, partido a partido, sus herramientas aumentan de manera tangible e intangible. Tiene esa cualidad de los grandes jugadores de nunca conformarse con el momento y la capacidad de autocrítica para entender en qué puede maximizar sus prestaciones. Así como en la Liga Nacional le pasaban por detrás para otorgarle el triple o cuando le hacían ayudas pensando que podría perder la naranja, el número siete trabajó y practico hasta dominar todo fundamento posible. 

Tal es así que en las estadísticas avanzadas esto se refleja de manera ferviente, principalmente al comienzo, en Argentina, en donde se hizo con un puesto en la rotación tras el bajo nivel de algunos veteranos. En su primera temporada con minutos sustanciales, la 2009/10, el base promedió 5.7 puntos y convirtió apenas 45 de 128 triples intentados, mientras que en su última campaña doméstica logró 16.3 tantos y 72 de 190 en lanzamientos de tres. 

A pesar de su aporte en todos los apartados ofensivos y defensivos posibles (5.9 asistencias, 4.1 rebotes, 2.1 robos), el base seguía teniendo dos fallas. Una propia de su edad, las pérdidas (3.0 y 2.7 en las últimas dos temporadas), y la otra, los lanzamientos desde 6,75 en adelante. De igual manera, Facundo se iba a Europa tras dominar una competencia que ya le quedaba muy chica, con algunas cosas por pulir y otras por mejorar. 

La mejor universidad 

En el Viejo Continente su progreso no se detuvo. Desde su año de aprendizaje en Madrid hasta las dos temporadas de mártir en Murcia dio caminatas agigantadas. Pasó de 3.1 puntos en la primera campaña, a 12.6 en la segunda y 14.1 en la tercera. Además, totalizó 380 asistencias en su periplo en el equipo de la universidad española. 

Con la confianza por los cielos, su segunda época en Real Madrid tampoco estuvo exenta de gloria y contó nuevamente con dos procesos, primero el de compulsivo desde la banca, y segundo el de conductor designado y traductor de las estrategias de Pablo Laso. Actualmente es el jugador más importante del equipo y el encargado de darle funcionamiento a los blancos. 

Fuerza indómita 

La mítica canción Prohibido es una lucha de los rebeldes, que critica las tradicionales formas de vida de las sociedades actuales, tan cerradas como negativas de tantas cuestiones que hacen bien al alma. Esto provoca una censura cuasi automática en las personas, evitando el goce y el disfrute de cosas que en otras coyunturas serían objeto de adoración. 

Pocos se atreven a desafiar a las autoridades, a tomar otros senderos y regirse bajo distintas leyes. Con parresía y osadía, Facundo Campazzo es uno de esos que no escucha y sigue. Destroza mitos, forja leyendas, derrumba prejuicios y crea hitos. Al igual que aquel estribillo de Callejeros, el argentino se mofa de las etiquetas y vive libre, a su manera, sin importarle el qué dirán. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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