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La historia del siglo XXII seguramente hablará algún día del básquetbol de antaño, si es que existe el planeta Tierra para entonces, si existe el básquetbol y si se sigue leyendo. Pero esperando que eso ocurra, indudablemente un capítulo grande del siglo XXI se lo llevarían Argentina y España.

Argentina entró a la consideración global en un Mundial, el de Indianápolis 2002, siendo la gran sorpresa del campeonato y perdiendo la final contra Yugoslavia en una definición súper polémica, pero dejando la sensación indiscutible de haber sido el mejor equipo del torneo. Todo muy parecido a lo que ocurrió ahora en China. 

Esa Argentina inició allí un camino de éxitos que tuvo su pico dos años después al ganar el oro olímpico en Atenas. Argentina logró por esos años, además de unir a una camada de jugadores de excepción (Ginóbili, Scola, Nocioni, Oberto, Sánchez, Prigioni, Sconochini, Wolkowyski, Delfino, Herrmann, etc), cambiar un concepto que la había signado hasta ahí. Esta nueva Argentina fue la del trabajo a conciencia, el esfuerzo, la seriedad, la disciplina, el compromiso. Y lo mantuvo (lo mantiene), siempre. 

No volvió a ganar títulos mundiales u olímpicos (solo el Preolímpico 2011), pero siempre estuvo en la discusión (bronce en Beijing 2008, semis en Londres 2012, semis en Japón 2006) y cuando no lo estuvo (Turquía 2010, España 2014, Río 2016), su papel fue igual de digno. Incluso cuando le tocó jugar mal, como en España. Nunca cambió el concepto, y eso fue lo más importante. La posta que tomaron los chicos de hoy, con Scola como eslabón entre las dos generaciones, es esa: la del cómo hacer las cosas. Los resultados llegan solos. 

España quizá no tuvo tanto cambio en relación a su historia pasada en ese aspecto, sino en la irrupción de prácticamente dos camadas de un talento infernal, porque la Generación del 80, campeona mundial U19 en 1999, se unió más tarde a la de fines de los 80 y principios de los 90 (Llull, Rubio, Claver), para extender un dominio impresionante desde el 2006 hasta hoy en día. 

En esos casi 14 años, España logró el oro en el Mundial de Japón 2006, 3 títulos de Eurobasket (2009, 2011 y 2015), 2 platas olímpicas (2008, 2012), un bronce olímpico (2016), 1 plata europea (2007) y 2 bronces europeos (2013, 2017). Impresionante. Solo la Unión Soviética y Yugoslavia (ambas desaparecidas), tuvieron semejante palmarés en 14 años. Ni siquiera Estados Unidos, que no participaba o no le importaban los FIBA Américas. 

Esto tiene nombres, obviamente. Los Gasol, juntamente con Navarro, básicamente, han sido los líderes, pero el grupo central es bastante mayor: Chacho, Calderón, Garbajosa, Rubio, Llull y varios otros más, principalmente en la etapa con Scariolo, donde mezclaron su talento con la disciplina táctica. Algo que les faltó en los dos torneos en los que fallaron, casualmente los dos últimos Mundiales, en donde no llegaron a semis. En 2010 la excusa fue la ausencia de Pau. En España, no hubo ninguna.

La realidad es que esta final mundial entre España y Argentina parece un cierre perfecto para que pueda verse dentro del campo un choque de países que han marcado la historia grande de FIBA en lo que va del siglo XXI, como probablemenete nunca más vuelva a ocurrir con dos generaciones tan fantásticas.