El Gran Canaria tenía claro que quería evitar todo síntoma de debilidad. Unos síntomas que le han aquejado en varios partidos en este tramo final de la temporada, y salió dando guerra a un San Pablo Burgos que con la permanencia en el bolsillo quería dar una alegría a su afición. Mucha pelea se vio en los dos primeros cuartos, en un encuentro donde los amarillos no decepcionaron en los tiros de tres para ir equilibrando el marcador. Los grancanarios llegaron al descanso con empate a 43.
En el tercer cuarto el Herbalife encontró el camino para hacer daño a la defensa de San Pablo, en los lanzamientos triples, Rabaseda y Eriksson, ambos con dos lanzamientos de estas características que permitieron a los amarillos abrir pequeñas brechas en el marcador. Sin embargo, el equipo local no iba permitir que los grancanarios se marcharan en el marcador, 69 a 70 al final de este tercer tramo.
Los grancanarios comenzaron más enchufados en el último cuarto con un DJ Shelley que con su batuta fue dejando puntos en el aro de San Pablo. Las rentas a su favor permitían pensar en un pronóstico positivo. Quedaban seis minutos y los jugadores de Luis Casimiro ganaban de doce puntos. Los rebotes defensivos acompañaban el buen hacer de los isleños para desesperación de los chicos de Epifanio.
En la recta final del encuentro el Gran Canaria resolvió de manera inteligente el partido con las apariciones de Paulí y los triples de Pablo Aguilar, para ganar 89 a 98.