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Una realidad inimaginablemente desesperante se tiene que vivir para decidir arrojarse al mar en una balsa, con el objetivo de alejarse de la guerra, los conflictos y la pobreza. Eso hacen cotidianamente en el Mediterráneo cientos de personas para escaparse de África e intentar llegar a la costa opuesta y a una definitivamente mejor perspectiva de vida. Las probabilidades juegan en su contra, pero tienen que hacerlo. 

Muchos logran su cometido, pero la mayoría muere en la odisea de cruzar el Mediterráneo. Además de las embarcaciones patrulleras de diversos gobiernos, las ONG realizan un aporte inconmensurable para tratar de salvar la mayor cantidad de vidas posibles, ya que los naufragios se producen a diario. En los últimos días, la organización Open Arms ha contado con una ayuda particular, la del NBA Marc Gasol.

El interno de los Memphis Grizzlies contó en una entrevista con El País lo que significó para él poder formar parte de Open Arms y cómo se enteró de su trabajo: "Hace algo más de un año conocí a Óscar Camps (fundador y director de la ONG Proactiva Open Arms). Lo había seguido y me había interesado lo que decía. Lo invitamos a dar una charla en el campus de mi club de baloncesto, Basket Girona. Me gustó lo que dijo. El año pasado no pude embarcarme porque tenía que jugar el Eurobasket. Esta vez sí ha podido ser (...) Tenemos que dar ejemplo, demostrar la gravedad de los que está pasando. Quiero ser testigo directo y salvar a gente. El riesgo que pueda asumir por ser un jugador de la NBA pasa a un tercer plano. No hay mejor ejemplo que los voluntarios que están aquí, con los que estoy conviviendo. Tienen un súper equipo y ves que todo lo hacer para el bien común". 

También se refirió a sus sensaciones sobre esta crisis gigante, la cual pudo experimentar en primer persona ya que participó de un rescate: "La situación es tal que está por encima de mis sentimientos personales. Estamos hablando de actos inhumanos, criminales. Estas personas debían haber sido rescatadas. La guardia costera dice que había salvado a 158 personas. Y si no llegamos a acudir nosotros, así hubiera quedado la cosa. Nadie hubiera sabido nada. Pero nos damos cuenta de que allí hay cuerpos, que han dejado a varias personas en una situación imposible. Es una frustración. Siento rabia, impotencia. Es la sensación de haber ayudado a salvar una vida. De no haber sido por nuestro equipo nadie hubiera sabido que había sucedido esto. Se hubiera dicho que han salvado a 150 personas y la realidad es que han dejado a gente con vida en el mar. Sé cómo estaba esa gente. De haber llegado antes tal vez hubiéramos salvado a más gente. Y si llegamos a tardar quince o veinte minutos más Josephine estaría muerta".