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Desde Don Nelson hasta el Small Ball: la historia del básquet moderno

19:54 27/03/2020 | Don Nelson comenzó a hacer jugar a sus internos de frente en Warriors. En la actualidad todos los pivotes lo aplican. La historia del básquet actual.

Desde Larry Bird a Kevin Garnett hubo un largo trecho (Foto: NBA)

La versatilidad de los jugadores, el mejoramiento de los fundamentos, la habilidad para realizar pases, tomar rebotes o salir picando sin discriminación de puestos son denominadores comunes en esta época. Las etiquetas y funciones específicas de cada posición desaparecieron para dar lugar a los portadores de balón y a las alas. 

No hay discriminación de habilidades, todos hacen de todo, derribando paradigmas y conformando un nuevo presente, intrigante y creciente por donde se lo mire. El futuro se regocija, los entrenadores continúan probando variantes y el mañana ya no se asoma, está en nuestro aroma, en el día a día de cada una de las ligas de todo el mundo. 

La mayoría puede lanzar de tres puntos, dar una asistencia, poner la pelota en el piso o defender en cada una de las cinco posiciones. Aquel que no es multitareas termina quedando obsoleto, relegado como los humanos ante la llegada de las máquinas en la saga de ciencia ficción, Blade Runner. 

Mirada al pasado 

Cuatro décadas atrás, un entrenador llamado Don Nelson tenía deseos de radicalizar la competencia. En tiempos donde el físico dictaba las reglas, este revolucionario deseaba imponer la rapidez y la velocidad como preceptos primordiales en sus equipos. Los pivotes tenían el semáforo verde para lanzar triples, tomar rebotes y salir picando sin esperar a nadie. 

Además, comenzó a probar las formaciones sin internos, con múltiples exteriores capaces de correr la cancha y terminar las jugadas en pocas posesiones. Fue el preceptor del run and gun predominante de la NBA actual, los doblajes a los bases, escoltas y aleros, las faltas a los tiradores de bajo porcentaje en libres, y muchas otras cosas más. 

En una época netamente conservadora, Nelson predicaba un estilo en el que daba vía libre a sus jugadores, minando sus quintetos con portadores de balón que sepan y entiendan cómo explotar el ritmo y el espacio de los partidos. Transcurría días y días preguntándose “¿por qué los bases sólo debían organizar las situaciones?” o “¿por qué los internos debían estar de espaldas al aro”. 

Sus contemporáneos lo llamaban “el científico loco” y muchos de ellos estaban en contra de sus innovaciones, algunos hasta caían en la burla o la crítica despectiva. Pero al bueno de Don nada de eso le importaba y el tiempo le dio la razón. Entre sus grandes proyectos se encontraba Manute Bol, el gigante africano al que Nelson le había concedido el permiso de tomar triples en la temporada 1988/99. 

Así fue que esa campaña el nacido en Sudán del Sur intentó 100 lanzamientos desde la tercera dimensión y, a pesar de que convirtió apenas 20 de ellos, logró reformular la estrategia de Golden State Warriors, abriendo oportunidades para todos a partir de forzar al pivote rival a salir de la zona pintada. 

Otra de sus obsesiones fue Dirk Nowitzki, el alemán de Dallas Mavericks, campeón de la NBA y único europeo en conseguir un premio al jugador más valioso de la temporada. Su caso fue similar al de Bol, ya que Nelson también le había permitido lanzar todos los triples que se le antojen. El resultado no fue el esperado el primer año y la mayoría de los entrenadores volvieron a burlarse de él tras el bajo porcentaje exterior del rubio (20% en la 1998/99). 

Todo conspiró a su favor en las futuras campañas del alemán, quien fue sintiéndose cada vez más cómodo con el rango de tiro, la distancia y el roce de una liga a la que no estaba acostumbrado. Finalmente, el número 41 sentó el precedente del prototipo de un cuatro moderno, aquel capaz de tirar con altos porcentajes, poner la pelota en el piso y atacar cual exterior. 

Otro de sus experimentos, el más célebre y competitivo, fue en Golden State Warriors, más precisamente en la época de los noventa. En California habían logrado crear un quinteto conformado por jóvenes de la calidad de Chris Mullin, Tim Hardaway y Mitch Richmond, junto con los experimentados Sarunas Marciulionis y Rod Higgins. La curiosidad es que ninguno medía más de dos metros y todos evitaban colocarse de espaldas al tablero de acrílico. 

Desde el 2006 al 2010 se puede visualizar la última escala de referencia, donde están los mismos Warriors, pero no los de este periplo, sino unos menos conocidos, conformados por jugadores como Baron Davis, Matt Barnes, Monta Ellis, Jason Richardson, Stephen Jackson y Al Harrington. 

Aquí, Nelson también logró implementar todas las variantes del run and gun, la ocupación de espacios y el alto ritmo, en el cual todos sus dirigidos tenían piernas, condiciones atléticas, capacidad de tiro, penetración y explosión para finalizar las posesiones en cuestión de pocos piques. 

Small Ball y la realización del sueño de Don 

Tras años de predominancia de los dos grandes de espaldas al aro en los noventa, en la década de 2000 para adelante, algunos entrenadores comenzaron a probar disparadas situaciones. El primer síndrome se vio en la temporada 2004/05, en los Phoenix Suns de Mike D´Anthony, quien revolucionó la liga con su estrategia de siete segundos o menos. 

La adquisición de Steve Nash en el verano, el rol de jugadores como Leandrinho Barbosa, Shawn Marion y Boris Diaw, y la llegada de Amare Stoudemire, uno de los internos más dominantes de la época, le permitió al descendiente italianos utilizar a los de Arizona como su propio patio de experimentos, innovando en todo tipo de ofensivas efímeras, reemplazando las jugadas elaboradas y los sistemas por meros movimientos para encontrar a los compañeros abiertos en transición. 

A pesar de eso, el ritmo de posesiones promedio de la liga seguía siendo estadísticamente inferior al de temporadas pasadas. Por ejemplo, el pace de la campaña 2006/07 era de 91.9, mientras que en la 1988/89 subía a 100.6. Esta tendencia se mantuvo igual por muchos años, puesto que las franquicias todavía eran recias a cambiar su estilo. 

El punto de quiebre y crecimiento paulatino de las cortas posesiones y jugadores bajos fue en la 2010/11, en donde Miami Heat rompió el mercado y contrató a LeBron James y Chris Bosh. Junto a Dwyane Wade, conformaron uno de los tridentes más poderosos en la historia de la liga. 

El entrenador de los de Florida, Erik Spoelstra, empleó una estrategia a la que él mismo denominó de ritmo y espacio. En temporada regular les ordenó correr en todo momento, aprovechando la versatilidad y velocidad de su personal, principalmente de James y Wade. 

Pero la punta de lanza evolutiva fue al principio de los playoffs, en donde LeBron fue establecido como cuatro pequeño, después de que la franquicia perdiera a Bosh por lesión. Luego de su vuelta, James permaneció en esa posición durante el resto de la postemporada, ya que el zurdo fue colocado como pivote. Su amenaza de tiro, como lo había implementado Don Nelson 22 años atrás, provocaba alejar al interno rival de su zona de confort y otorgaba espacios para los rompimientos de los exteriores. 

En la campaña 2014/15, Golden State Warriors se animó a explotar su propia versión del small ball, reemplazando a Andrew Bogut por Andre Iguodala, quien finalmente sería nombrado jugador más valioso de las finales tras el campeonato conseguido por los de la Bahía. Esa pequeña alineación conformada por Stephen Curry, Klay Thompson, Shaun Livingston, Iggy y Draymond Green llegó a ser conocida como la “formación de la muerte”, reputación que mantiene hasta el día de hoy. 

Bajo esta formación, los de California alcanzaron tres campeonatos y establecieron el récord de victorias de la liga desde 2014 a 2019. El éxito de las alineaciones de jugadores pequeños fue la cúspide del sueño de los fundamentalistas del juego de frente al aro, evitando las alineaciones tradiciones en favor de un baloncesto sin posición que permite a las escuadras ocupar mejor los espacios y explotarlos de múltiples formas. 

5-out: todos abiertos por favor 

Es precisamente ese baloncesto de abolición de posiciones el que generó esta nueva vertiente. La posibilidad de algunos equipos de contar con centros capaces de dominar la triple amenaza (tiro, penetración y pase) creó un nuevo tipo de esquema, en el que estos internos son puestos en el eje para organizar el juego, actuando como una suerte de bases que alimentan a sus compañeros en distintas situaciones. 

Toronto Raptors y Denver Nuggets son los conjuntos que diseñaron este modelo, a partir de la adquisición de dos pivotes de poder como Marc Gasol en el caso de los canadienses y Nikola Jokic para los de Colorado. La visión de pase, entendimiento de ventajas, lectura de juego y alto IQ les permitió ganarse la confianza de sus entrenadores. 

Su relevancia es tal que ambos internos son líderes de asistencias en sus equipos. El español promedió 3.9 entregas en temporada regular y 3.0 en playoffs en la campaña pasada, mientras que el serbio logró 7.3 en la normal y 8.4 en instancias decisivas en la 2018/19. Además, tuvieron altos porcentajes en tiros de tres puntos, en donde ambos no bajaron del 39%, algo insólito si nos remontamos a los años de Bol y compañía. 

El aluvión de un futuro alentador 

Renglón a renglón, peldaño a peldaño, la utopía de Don Nelson se fue cumpliendo, dando sobresaltos, quedando en el olvido y resurgiendo como Gandalf en el Señor de los Anillos. El camino no fue fácil, todos se mofaron y nadie lo creyó, pero el presagio llego, está aquí y más vivo que nunca. 

Las variantes seguirán apareciendo, mutando y transformando vertientes en cuestión de segundos. Los jugadores continuarán evolucionando, las medidas de las canchas también. No queda otra que aceptar el proceso, comprendiendo el pasado, entendiendo el presente y abrazando el futuro, disfrutando de un deporte que nunca deja de impresionar. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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