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Isaiah Austin está concretando por estas horas, una de las noticias de resurgimiento más increíbles de los últimos años, a nivel basquetbolístico. El ex de la Universidad de Baylor fue noticia dos años atrás, cuando a días del Draft 2014, le diagnosticaron el síndrome de Marfan y se le comunicó que nunca podría volver a jugar al básquet.

En un gesto muy emotivo, Adam Silver y la NBA decidieron draftearlo simbólicamente, en un evento que hasta algunos días atrás lo tenía como uno de los mejores proyectos disponibles.

Durante dos años poco se supo de la vida de Austin, hasta que a finales del 2016, apareció un video en el que anunciaba lo impensado: los médicos le habían dado el alta y podía comenzar a jugar profesionalmente. ¿Su sueño? Llegar a la NBA.

Aunque todavía la NBA no le ha abierto las puertas, Austin comenzará su camino en una liga muy competitiva como la serbia, firmando en el FMP Belgrado, donde jugará la potente Liga Adriática.

Cuando gane ritmo de básquet, no hay dudas de que Austin es un talento NBA. Ahora la incógnita pasará por ver cómo se mantiene tras un extenso período de inactividad, tanto física como mentalmente. De todas maneras, su historia de superación ya es para aplaudir y admirar.