El partido más atractivo e interesante de la jornada de Navidad era el cruce entre Cleveland y Golden State, en lo que era el choque de ambos equipos luego de las últimas finales. Los Warriors iban por una revancha, Cleveland para demostrarse más que un partido. Y la batalla terminó siendo para el vigente campeón de la NBA: los Cavaliers, que vencieron 109-108 en un cierre de altísimo voltaje.
A los de Lue les alcanzó únicamente con estar 42s al frente en el marcador, siempre detrás o llegando a igualar el duelo pero casi nunca por delante. Solamente estuvieron liderando en el cierre, y con un tremendo Kyrie Irving que se robó todos los flashes. Casi en un calco de las finales pasadas, el base fue determinante y en los últimos segundos dejó sin regalo de Navidad a Golden State.
Tardaron en sacarse diferencias, ninguno aflojó en su intensidad ni tampoco estuvo errático, pero el golpe por golpe fue tan parejo que no hubo supremacías. Claro que uno de los duelos más picantes que se empezó a tejer estuvo entre Durant y LeBron, con el ex OKC siendo el gran responsable de un despegue leve pero interesante de seis (20-14). Thompson fue otra variante importante en los Warriors, aunque LeBron, Love, Jefferson y un triple de Frye ajustaron nuevamente el marcador a una posesión.
Golden State se adelantó 27-25 en el primer capítulo y siguió manejando el liderazgo del tanteador en el siguiente episodio. No lo quebró nunca porque a pesar de la racha anotadora de Thompson y West la realidad mostró a unos Cavaliers que siempre se mantuvieron al acecho (los triples de Frye fueron muy necesarios).
Thompson, Green, Durant y un pequeño aporte de Curry llegaron a impactar en una ventaja de diez a favor de los Warriors (50-40), pero la brecha no tardó en disminuirse. Cleveland reforzó su labor en el fondo, volvió LeBron, Irving encontró más espacios y Love le dio un pequeño empuje, remontando el juego hasta igualarlo en 50. Golden State se secó mucho en los últimos cuatro minutos (anotó solo seis tantos), pero se mantuvo al frente por 55-52 al ingresar al descanso largo.
La realidad demostró que siempre que Durant se cargó con las ofensivas los Warriors pudieron mostrar su mejor versión. Pero ante cada intento de despegue siempre apareció una respuesta muy considerable de LeBron para dejar a Cavaliers al acecho. En el tercer capítulo lo de Thompson y Green empezó a hacerse más importante en la visita, aunque Green fue caminando por la cornisa, siendo una bomba de tiempo por sus actitudes y agresividad.
No obstante, los Warriors encontraron una pequeña brecha en el cierre del parcial, con Durant liderando un escape de ocho unidades que luego terminó por plasmarse en un 87-80 a favor de Golden State al ingresar al último periodo.
Los Warriors llegaron a escaparse a catorce (94-80) en el comienzo de los doce minutos finales, pero Cleveland no bajó los brazos y respondió muy rápido, demasiado quizá. Los Warriors desperdiciaron esa buena ventaja, no supieron rematarlo incluso sin LeBron en cancha (descansando en ese momento) y emergió el fantasma de Irving para ponerle un aditivo único al encuentro.
Jefferson ayudó mucho también, pero fue el base de los Cavs el que cambió el curso del partido y volvió a poner el juego en una posesión. Golden State empezó a dudar, volvió al juego James y un triple de Irving terminó de calentar el juego: empate en 103 a tan solo 2m17s para el cierre.
No hubo reacción inmediata para Golden State y LeBron aprovechó para poner a Cleveland 105-103 arriba a 1m43s. Sí apareció un manotazo con tono de sentencia por parte de Curry, que apareció quizá en el momento donde más se lo necesitaba con un triplazo (108-105).
No obstante faltaba el broche del final, con unos Cavaliers ya muy confiados ante un rival que nunca supo aprovechar su ventaja y dándole un mazazo de la mano de Irving. La figura de las Finales pasadas terminó de revivir, primero anotando un doble bárbaro para dejar al local abajo por la mínima (108-107) y luego anotando un doble largo a distancia para estampar el 109-108 que desató toda la euforia de Ohio.
La última de los Warriors fue para Durant, pero el triple del alero no tuvo fortuna y los Cavaliers, al igual que en la última definición por el anillo, volvieron a dejar a los de Oakland con las manos vacías. Cleveland festejó un triunfazo bárbaro, llegando a estar la mayor parte del tiempo en desventaja pero con un final digno de los dos mejores equipos de los últimos tiempos para darlo vuelta.