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NBA 2019/20

De medir 1.58 a los 15 a romperla en la NBA: la historia de CJ McCollum

21:47 17/06/2020 | Medía apenas 1.58 cuando tenía 15 años. Fue reclutado por una universidad muy pequeña. Así y todo se convirtió en una estrella de la NBA.

McCollum es una estrella (Foto: NBA)

Medía apenas 1.58 cuando tenía 15 años. Fue reclutado por una universidad muy pequeña. No tuvo participación en su primera temporada en la NBA. Su recorrido no fue fácil y pocos hubieran tenido la resistencia de CJ para afrontarlo. Todos desconfiaban de él, a excepción de su padre y un curioso exjugador de LeHigh. Decían que la NBA estaba lejos, que era muy petiso y que no tenía la capacidad suficiente para triunfar. Nada de eso. Hoy es una estrella. Esta es la historia de CJ McCollum, el chico que era más terco que una mula.  

Duros inicios 

Todo comenzó un 19 de septiembre de 1991 en Canton, Ohio. CJ vivió una niñez calmada y sin sobresaltos. Desde pequeño convergió con el beisbol y el básquet, pero se enamoró de la naranja cuando vio jugar a su hermano Errick, quien fue su gran influencia. Desde pequeño ya mostraba buenos instintos y talento con el balón en ataque.  

"Cuando sos chico de contextura aprendés otras cosas, trabajás más duro y nada es sencillo", decía CJ. Su modelo era Iverson, que también era pequeño. El de la vincha le permitió soñar con que todo era posible. De hecho, el de Portland utiliza el número tres en su dorsal en honor a Allen y a su hermano. Sabía lo que quería y nadie lo detendría. No importaba su altura, ni siquiera las críticas. Trabajaba más que todos, era un guerrero. 

Desafortunadamente la ansiedad comenzaba a manifestarse. Con 15 no llegaba a los 1.60 metros de altura. Tampoco era el más rápido, ni el más fuerte, ni el que más saltaba. Sin embargo, él seguía trabajando en el gimnasio y esperaba un milagro del cielo. 

Confiando en el proceso 

"Cuando existe un sueño tenés que poseer un plan, nunca te podés quedar a esperar por la oportunidad, necesitás estar siempre preparado para aprovecharla", rememoró CJ en una entrevista un tiempo después. Su ética de entrenamiento, combinada con talento, disciplina y un toque de rebeldía, estaban mejor que nunca. 

Finalmente, en su primer año de instituto el tirador pegó el estirón que todos, especialmente él, estaban esperando. CJ había crecido 23 centímetros en dos años, ¡era una locura! Su injerencia estaba viento en popa y en el último año de instituto promedió 30.0 puntos. Nadie lo podía parar. Nadie.  

Pero la vida otra vez le jugaría una mala pasada. A pesar del crecimiento repentino, seguía teniendo una estatura pequeña para la NCAA (1,83). Su padre no quería saber nada y confiaba profundamente en él. “Había que estar ciego para no ver el potencial que tenía”, dijo en The Players Tribune 

Todos necesitan un empujón, una ayuda a veces desinteresada. Esa persona en la vida de McCollum fue Matt Logie. Era un exestudiante y ojeador de LeHigh University que vio que el informe de CJ era positivo. Tal era su confianza que hasta se dio el lujo de compararlo con Stephen Curry en cuanto a lo físico. 

La etapa de gloria 

Tiempo después CJ fue reclutado por LeHigh University. Decidido a comerse el mundo, se transformó en el mejor jugador de inmediato. Sus números lo transformaron en el más grande de la historia del equipo. "Cambió LeHigh para siempre", expresó Logie en su momento. Todo fue gracias a su ética de trabajo. Por ejemplo, sus compañeros recordaban cómo hasta en su año de novato le pedía las llaves del gimnasio a los más veteranos para practicar. Colocaba una máquina bajo el aro para que le devuelva los balones que convertía y tiraba horas y horas sin parar. 

En su tercer año protagonizó el mejor momento en la historia de LeHigh. Los de McCollum se enfrentaban a Duke en el torneo de la NCAA, adonde estaban jugadores como Plumlee o Rivers. CJ no se achicó y anotó 30 puntos. "Tuvieron al mejor sobre la pista", dijo el Coach K rendido a sus pies luego del partido.  

La presión por presentarse al draft tras su tercer año era ferviente. Pero CJ se rehusó. Le apasionaba el periodismo y quería recibirse de eso. Le había hecho una promesa a su madre y quería cumplirla. Lamentablemente, en su último año pudo participar en apenas 12 encuentros por una lesión. A pesar de eso, el escolta promedió 24 puntos en los partidos que participó. Era uno de los prospectos más interesantes del draft. De los pocos que completaban cuatro años de formación universitaria. 

Directo al profesionalismo 

Portland quería tenerlo a toda costa y fue elegido por ellos en la décima posición. Los de Oregon desconfiaban de su físico, pero creían en su talento. Desde ese momento hizo historia, y se transformó en el primer jugador proveniente de LeHigh en ser seleccionado por un equipo de la NBA.  

McCollum dio inicio al camino más largo y arduo de todos. Pero estaba preparado. Ya había pasado muchos contratiempos y este era sólo uno de ellos. Su primera temporada no fue fácil. La explosión de Lillard y la consolidación del equipo era un impedimento. No encontraba lugar en la rotación porque la franquicia tenía muchos jugadores en su puesto (Batum y Mathews). Pero nunca se quejó y siguió entrenando a muerte. 

Su oportunidad llegó en los playoffs del 2015. Con Mathews lesionado, Stotts tuvo que fijarse en CJ. El escolta estaba listo era su momento. Respondió al llamado y anotó 77 puntos (7/11 en triples) en los últimos tres partidos de la serie.  

En el verano siguiente todo conspiró en su favor. Cuatro de los cinco titulares se marcharon y comenzó un proceso de reconstrucción. De ser candidato a luchar por las sobras en el Oeste. Pero dieron la sorpresa y CJ fue una parte fundamental. Pasó de promediar apenas 6.8 puntos en la 2014/15 a 20.7 en 2015/16. Ya nadie dudaba de su físico, era una realidad y lo mejor estaba por venir. Al final de la temporada se llevó el premio al jugador más mejorado. Era uno de los escoltas más divertidos para ver. 

El esfuerzo tiene su recompensa 

En la actualidad es el segundo jugador más importante del equipo por detrás de Damian Lillard y uno de los mejores escoltas de la NBA. Con corazón de hierro y siempre confiando en que llegaría su oportunidad, el de Portland confió en su juego y el universo le respondió. Trabajo duro y constancia como forma de vida. Es un héroe. Es CJ McCollum, el chico que todos quisimos ser.  

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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