NBA

Cuando Kobe Bryant se convirtió en estrella

11:59 15/06/2020 | Luego de sufrir una lesión en el segundo partido de las Finales del 2000 ante Indiana, el escolta volvió en el cuarto juego y fue fundamental para la victoria.

Kobe, en aquel cuarto partido de la serie. (Foto: NBA.com)

Kobe Bryant será recordado como uno de los deportistas más competitivos en la historia. Su capacidad para tomar el control de los partidos y sus ganas de superarse constantemente lo han depositado en una posición que sólo comparte con leyendas como Michael Jordan y muy pocos otros. Ayer se cumplieron veinte años de una de las mayores demostraciones de su tenacidad y su deseo de ganar. Tal vez, la más clara de todas.

Ocurrió durante el cuarto partido de las Finales del 2000 entre sus Los Ángeles Lakers y los Indiana Pacers. El escolta había sufrido una lesión de tobillo en el segundo encuentro que lo dejó fuera del tercero, en el que la franquicia angelina cayó por 100-91 y le dio a los de Indianápolis la chance de ponerse a tan sólo un triunfo de empatar la serie. Las dudas sobre la posibilidad de que Bryant participara del cruce siguiente ocuparon las discusiones mediáticas durante toda la previa, pero él se encargó de despejarlas con una frase típica de su personalidad.

"¿Existe alguna chance de que te pierdas este partido?", consultó tímidamente un periodista durante la rueda de prensa del día anterior. "¿Hay algún francotirador en la sala?", respondió Kobe, fiel a su estilo. Una confirmación bastante peculiar de que no había manera de que se ausentara cuando su equipo más lo necesitaba. El enfrentamiento fue extremadamente parejo y se decidió en el tiempo suplementario, en el que la Mamba Negra se consolidó como una verdadera estrella: con Shaquille O'Neal eliminado por faltas, él anotó 8 de los 16 puntos de los Lakers y los lideró hacia la victoria por 120-118, un resultado vital para el desarrollo de la llave.

Eventualmente, Los Ángeles levantó el título y tanto Bryant como O'Neal se consagraron por primera vez en sus carreras. Fue el inicio de una dinastía que enlazó tres campeonatos consecutivos y le devolvió a la ciudad la gloria, luego de doce años de sequía. La trayectoria del perimetral lo ubica entre los más grandes de todos los tiempos y está claro que esa actitud competitiva no nació esa noche del 14 de junio, pero fue allí cuando emergió como una figura capaz de decidir en los momentos más delicados.

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