El equipo de Bahía Blanca llegó a la final de la Liga Sudamericana (gracias a alcanzar las finales de Conferencia Sur en la temporada anterior) y es protagonista en la Liga Nacional por diversos aspectos que lejos están de reflejarse en números.
Los dirigidos por Sebastián Ginóbili, adhiriendo los ideales del cuerpo técnico, consiguen un gran nivel de intensidad y agresividad defensiva, que permite cerrar su aro y dejar fluir su ofensiva.
Si de cálculos estadísticos se habla, Bahía Basket se destaca por la capacidad de robar el balón (1ero en la Liga con 9.8 por juego) o rebotear (3ero en la competencia con 39.5 por partido) y contratacar, llegando siempre hasta lo profundo del aro rival. Por eso, Weber Bahía lidera en dobles con 22.8 tiros de dos puntos convertidos, por encuentro.
Más allá de la estadística, que deja en claro por qué Bahía corre con facilidades, es la intensidad y agresividad que le permite plasmar este estilo de juego. Estos dos últimos aspectos han sido el pilar del funcionamiento y desarrollo de juego.
Pero es un hilo muy fino. Porque, en un ritmo tan alto y versátil, del éxito al fracaso hay un paso muy corto. El desafío del equipo, hoy en día, es hallar ese equilibrio, esa capacidad de ser muy agresivo y desafiante; y poder ser paciente cuando correr no es una opción.
En esa velocidad de juego, cuando Bahía no puede correr, es Anthony Johnson quien sale al paso, de manera individual. Porque el americano, con un gran juego de poste bajo, es el único del plantel que se puede hallar en el Top de estadísticas personales. Anthony es el 3er jugador con mayor eficiencia de la Liga, el 2do reboteador y quién más tableros ofensivos ha consigue por partido (3.9).
Pero cuando parece que un equipo no puede codearse en lo más alto por tener un solo jugador destacable en números, aparece ese factor incalculable. La defensa de equipo y el rol que cada jugador toma, permite que Bahía Basket no necesite de individualidades para pelear con los mejores equipos.
Con Jamaal Levy como especialista de lo que es ser un jugador clave sin ser protagonista, Weber Bahía adopta un desempeño de conjunto, que consiste en dejar la piel en defensa para luego correr, sumar velocidad y anotar rápido.
Es real que en el ataque estacionado el equipo necesita mejorar. Porque Bahía, luego de este cierre de año en la LNB, se encuentra último en porcentaje de tiro de 3 puntos, encestando 5.3 por partido, con un 27% desde ese rubro. Y el viaje a la línea no ha sido una buena solución, con 13.9 encestados de 20.4 por juego. Pero su carácter dentro del campo de juego contrarresta esas falencias, para cambiar los partidos, por victorias.
Hoy Weber Bahía Basket se caracteriza por ser el especialista en los números invisibles, y ser un ejemplo de agresividad, intensidad y verticalidad. En esta primera mitad de temporada, Bahía corrió, y planea seguir haciéndolo.