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El Pichi Campana es una de las mayores leyendas de la Liga Nacional y del baloncesto argentino en general. Marcó una época y generó admiración en muchos chicos, entre ellos algunos que luego jugarían en la élite. Uno de esos casos es el de Bruno Lábaque, otro histórico jugador de Atenas que compartió mucho tiempo de equipo con el Pichi y que, cuando era un niño, pudo compartir una cena y jugar en el patio de su casa con uno de sus grandes ídolos.

“Era fanático de Pichi Campana y un día mi viejo (Felipe), que ya era directivo de Atenas, me hizo una sorpresa. Yo tenía 11 o 12 años. Salía del colegio y me dice: ‘Bañate rápido que viene gente a comer’. Lo hago y después siento que tocan el timbre, por lo que me piden que vaya a abrir, algo que nunca me dejaban”, comenzó explicando Lábaque en diálogo con Si Nos Dejan del Canal Showsport de Córdoba.

"Cuando voy a abrir, lo veo al Pichi, me temblaban las piernas. En mi casa tenía una cancha de básquet de 3x3, con aro de acrílico y todo profesional. Pichi, antes de empezar a comer, agarra una pelota y la vuelca. Yo estaba enloquecido", siguió comentando Lábaque, quien luego recordó que fueron compañeros durante muchos años y que, de muy chico, tenía relación con jugadores como Milanesio y Campana, alcanzándoles la pelota y demás.