A más de un año de su aplicación, varios estudios permiten medir con precisión el efecto que ha tenido en el desarrollo de la categoría. ¿Qué se buscó con la medida?, ¿Cómo ha evolucionado el juego?
En el último tiempo, la categoría U13 ha estado en el centro de debate por una serie de modificaciones en torno al reglamento de juego que se instauró el año pasado. El cierre del calendario de competencia parece un momento oportuno para realizar balances y comparar cómo los cambios han impactado en la forma en que se desarrolla el juego en la categoría. Para esto, se han realizado una serie de trabajos de investigación, de la mano de ENEBA y múltiples colaboradores, que permiten constatar el efecto que provocaron dichos cambios.
Pero antes, resulta fundamental dejar en claro los motivos que persiguió esta iniciativa. El objetivo principal fue la unificación de la regla. Luego de una profunda investigación, se determinó que para 2017, en nuestro país existían 13 reglamentos distintos en la categoría, es decir, 13 maneras distintas de jugar, que se diferenciaban, entre otras cosas, por el tamaño de la pelota, el reloj de posesión, la línea de tres puntos, la utilización del pick and roll y las restricciones defensivas. Con este dato, el motor principal fue establecer un reglamento único que permita que todos los chicos del país se desarrollen bajo las mismas normativas.
Una vez conseguida la unificación, el paquete de reglas buscó influir en dos de las necesidades más grandes que presenta la categoría y que se pudieron relevar con los propios protagonistas: evitar la deserción en categorías tempranas y fomentar el desarrollo de fundamentos técnicos individuales por encima de estructuras tácticas. Luego de un año de aplicación, varios estudios se propusieron analizar el impacto directo que ha tenido en comparación con torneos de la misma categoría en ediciones anteriores.
Desempeño Ofensivo
Un trabajo de investigación realizado por Raúl Aguilar Nodarse en el Campeonato Argentino de Selecciones U13 masculino disputado en San Luis arrojó resultados contundentes en varias áreas estadísticas. Allí, se evaluó el rendimiento ofensivo de los equipos y se verificó la hipótesis: los cambios de reglamento incidieron directamente en la eficiencia y la eficacia de los equipos en dicho torneo. El promedio de puntos por juego trepó de 59.1 en 2017 a 73.4 en la última edición, con dos equipos que superaron los 100 de promedio y tres que registraron cifras superiores a 90. Pero eso no es todo, a la hora de analizar la Eficacia Ofensiva, que mide el desempeño en base a la cantidad de posesiones obtenidas, cuatro equipos superaron la cifra de un punto por posesión, un estándar altísimo para la categoría. Esto significa que no sólo aumentó el goleo de los equipos sino que también creció el aprovechamiento de cada posesión y la eficiencia de los equipos en relación a la cantidad de oportunidades presentadas.
Además, un estudio comparativo, realizado por Juan Zavala, Mauro Insaurralde, Gustavo Nicosia y Sevastián Falcón sobre los últimos dos Argentinos U13, arrojó resultados sobre la eficacia en los lanzamientos. Comparando la edición reciente con la anterior, se pudo ver que de un año a otro aumentaron las conversiones de campo, las conversiones de dos puntos y las conversiones de tiros libres. Pero además, también creció su porcentaje, tanto en tiros de campo (de 42% a 45%), como de dos puntos (de 25.3% a 25.6%) y de triple (de 22% a 23.4%). Es en éste último apartado donde el impacto es más notorio. De un año a otro, aumentaron tanto los triples convertidos (de 2.1 a 2.6) como los intentados (de 9.5 a 11.1) por partido. Esta tendencia no es nueva, ya que en 2018, año en que empezaron a incorporarse las nuevas reglas, Buenos Aires, el campeón del torneo, finalizó con el mejor porcentaje de tres puntos (39%).
El foco en el lanzamiento no es casualidad. Una encuesta realizada en el Argentino de Selecciones U13 del 2018 con 15 de los 20 entrenadores participantes destacó al lanzamiento como el fundamento que más trabajo necesita. La modificación del reglamento, entonces, tiene un impacto directo en el desarrollo de la efectividad y sirve como punto de partida para atacar lo que los propios protagonistas destacan como una gran deficiencia.
Deserción
Mediante un trabajo de investigación específicamente realizado para estudiar el problema de la deserción infanto juvenil en el básquetbol argentino, llevado adelante en el marco del Método CABB, se pudo constatar que el principal motivo detrás de este fenómeno es la falta de entusiasmo relacionado a la participación. En dicho trabajo, realizado por Juan Pablo Rassmusen, Esteban Velasco, Esteban Perez Bahamonde, Claudio Nuñez, Federico Alamo, Sebastian Girandola, Beto Fillol, Mauricio Pedemonte y Silvio Santander, también se comprobó con una encuesta específica para la categoría U13 que no jugar, participar poco y no contar con un buen entrenamiento suma un 78% de las razones por las cuales un niño piensa abandonar la actividad. El estudio no solo abarca la categoría U13, sino que analiza también hasta las categorías mayores de la escala formativa.
El nuevo reglamento se propuso abordar la problemática con una medida clara: reducir la cantidad de minutos en los que un jugador puede estar en cancha en la categoría U13. En el formato anterior, cada jugador podía estar un máximo de 30 minutos, es decir, limitando así la participación del resto. Con las nuevas medidas, ese límite se bajó a 20 minutos, es decir, que ningún jugador puede permanecer en cancha más de dos cuartos. Pero además, se insistió en que todos los jugadores que estén en planilla deban entrar a cancha y vean minutos.
Composición de equipos y Efecto Mateo
Además de un impacto directo en la deserción de jugadores en edades tempranas, una mejor distribución de los minutos entre los jugadores busca tener un efecto en la inclusión y masificación para evitar caer en lo que se denominó Efecto Mateo, que Pablo Genga trae como referencia en un interesante trabajo que analiza la composición de los planteles en los últimos tres Argentinos de Selecciones U13. Se llama originariamente Efecto Mateo por la cita bíblica que dice textualmente: “Porque al que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará”. Y se lo relacionó análisis hecho sobre las selecciones de Hockey sobre hielo de Canadá. Dicho estudio plantea que aquellos jugadores que son elegidos para las selecciones en edades tempranas reciben mejores entrenamientos, con mayor competencia interna, mayor calidad de partidos que el resto y su éxito resulta de lo que los sociólogos suelen llamar <>.
“El jugador de hockey profesional comienza un poquito mejor que sus pares. Y esa poquita diferencia le conduce a una oportunidad que de verdad marca la diferencia; y, a su vez, ello conduce a otra oportunidad, que agranda más aun la que al principio era una diferencia tan pequeña, y así hasta que nuestro jugador de hockey se convierte en un verdadero fuera de serie. Pero él no empezó como fuera de serie. Simplemente empezó un poquito mejor”, relata el trabajo.
Genga llevó este concepto al básquetbol y constató que, efectivamente, los planteles en los últimos Argentinos U13 están compuestos por mayoría de chicos nacidos en el primer trimestre del año, es decir, en una etapa de su desarrollo biológico avanzada con respecto a los nacidos en el último tramo, a los que en algunos casos, les llevan 10 meses de diferencia.
“Podemos concluir entonces, que un indicador determinante del rendimiento, al momento de seleccionar a los jugadores para integrar los representativos provinciales, es la fecha de nacimiento o su edad cronológica. Por ende, también podemos suponer que estos jugadores, desde la primera categoría competitiva, tendrán mayores estímulos y podrán capitalizar mayores y mejores experiencias deportivas que los que no fueron seleccionados”, concluye Genga.
Esta tendencia no es un hecho aislado, sino que tiene un correlato directo en el futuro deportivo de los jugadores. La selección a edades temprana condiciona que los jugadores nacidos en el primer trimestre del año terminen teniendo más posibilidades de jugar al básquetbol en otro nivel y eso se puede comprobar de una manera muy simple. En el último Mundial de Básquetbol en China 2019, el plantel del Seleccionado Argentino estuvo compuesto en un 58% por jugadores nacidos en el primer trimestre. Siete de los doce nacieron en los tres primeros meses, mientras que solo dos en los últimos seis.
“Al parecer, la tendencia no solo se mantiene sino que se acentúa con el paso del tiempo. Siendo la edad de 13 años un punto de inflexión en cuanto a la maduración de los adolescentes, convendría plantearse si únicamente el criterio de selección vinculado al rendimiento actual del jugador es el más adecuado o no, pensando en el desarrollo de los jugadores a largo plazo. Y bien vale la pena cuestionarse si las categorías superiores no están integradas por jugadores nacidos en diferentes fechas a lo largo del año porque realmente los que nacieron en el primer trimestre son más talentosos o porque tuvieron desde muy chicos mayores oportunidades que el resto”, finaliza el autor.
Reglas defensivas, ¿ayuda o atrape?
Por último, quisiéramos cerrar el informe intentando aclarar uno de los aspectos más cuestionados del nuevo reglamento. Se trata del marco de regulaciones que separa una defensa legal de una ilegal. Suele decirse que el nuevo reglamento no permite ayudas defensivas, aunque eso es deliberadamente falso. Con el objetivo de priorizar aspectos técnicos por sobre los aspectos tácticos, el reglamento prohíbe las situaciones de atrapes, considerando el concepto como una acción deliberada para establecer posición de superioridad numérica defensiva. Sin embargo, la normativa establece que no se considerará atrape a una acción de ayuda y recuperación (fintas defensivas) o a una acción de ayuda que venga acompañada con un cambio de defensa, conocida popularmente como saltar y cambiar.
Con respecto a la regla de tres segundos defensivos, el reglamento expresa que un jugador no podrá permanecer tres segundos o más en el área restrictiva si no está comprometido con su defendido. Dicho esto, no se considerará violación si un jugador defensor está comprometido con un oponente –con o sin pelota- que se encuentra dentro del área restrictiva, entre otras restricciones relacionadas a la sanción de infracciones o conversiones de campo.
Sin dudas que aún queda mucho más por seguir estudiando y comparando, ya que todavía es corto el período sujeto al análisis. El debate enriquece y ayuda a mejorar, teniendo en cuenta las urgencias y deficiencias del básquet argentino en las etapas de formación.