¿Se puede criticar a Marcos Mata por bajarse de la selección?
22:08 11/07/2019 | La decisión del alero de no concurrir a la preselección para el Mundial desató muchas opiniones. Nosotros tenemos nuestra visión de claro apoyo al jugador.
Que las redes sociales son una cloaca o, como bien dijo el colega español Santiago Segurola, un bar de borrachos, no evita la indignación que se siente ante la liviandad de opiniones de gentes que disfrutan, evidentemente, vomitar lo que se les ocurra sin ningún filtro ni sustento.
Cuando antes de ayer Marcos Mata decidió bajarse de la preselección argentina que se reunirá para ir a los Panamericanos y el Mundial, muchos le cayeron encima como un "flojo" que anteponía su cansancio físico y mental a la "grandeza única de vestir la camiseta nacional".
Nadie objeta que jugar para Argentina sea el logro máximo para un deportista ni que otros vayan igual aunque hayan jugado 80 partidos en el año, casi sin descanso, como es el caso de Facundo Piñero. ¿Pero eso habilita a destrozar a Mata por tomar otra determinación? De ninguna manera.
¿Por qué? Veamos. Marcos Mata es parte de San Lorenzo desde su regreso a la Liga Nacional, en la temporada 2015/16. Desde ese momento, hasta hace una semana, cuando se coronó tetracampeón de la Liga Nacional, disputó un total de 277 partidos: 249 de Liga Nacional (o sus derivados, como Súper 20, Súper 4 y Súpercopa), 2 por la Intercontinental, 22 de Liga de las Américas y 4 con la selección argentina.
La Liga 2015/16 terminó el 23 de junio de 2016 y la 2016/17 empezó el 22 de setiembre. Hasta ahí vamos bien. La 2016/17 finalizó el 15 de julio de 2017 (casi un mes más tarde que el año anterior) y la pretemporada arrancó antes, ya que San Lorenzo hizo una gira por España donde venció al Real Madrid y al Barcelona. Luego vino la temporada, que terminó el 22 de junio de 2018. Pero a principios de agosto, San Lorenzo viajó a Bahamas para un par de amistosos, por lo que el tiempo de descanso fue corto.
De todos modos, la peor situación Marcos la vivió ahora. En noviembre de 2018 no pudo sumarse a la selección para las ventanas por una lesión en la mano, luego volvió a lesionarse durante los playoffs contra Hispano y terminó muy lejos de su mejor estado físico en las finales. Destruido. Literalmente. No fue el Mata decisivo de otros años en el cierre.
Habiendo finalizado el 4 de julio (todas las ligas importantes del mundo terminaron entre 13 y 25 días antes, una diferencia notable para un caso así), pensar que, con esa situación física podía presentarse 14 días después en Bahía Blanca, para un proceso de selección que, de quedar, iba a terminar a mediados de setiembre, suena absurdo. No es cuestión del tiempo que se pierde con su familia (argumento válido también). Si Mata se sumaba a esta preselección, su próximo descanso sería a mediados de 2020, porque San Lorenzo tiene un torneo donde participa la NBA en Uruguay en la tercera semana de setiembre. Esto es, 13 días en dos años. Una locura absoluta.
A sus 32, casi 33 años (los cumple el 1 de agosto), pedirle que no piense en el resto de su carrera, que está acortando a partir de jugar un promedio de 70 partidos al año (que serían más si no se hubiese lesionado varias veces), no solamente es egoísta sino también inexplicable. Acaba de renovar con San Lorenzo, al que también le debe compromiso, y optó por la decisión más lógica, para su club, para la selección (no sirve un jugador en recuperación) y para su carrera. Inobjetable.
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