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¿Quién fue el mejor escolta en la historia de la NBA?

11:55 14/04/2020 | Desde Jerry West hasta Michael Jordan, Kobe Bryant y Dwyane Wade, un repaso a todos los grandes exponentes de esa posición a lo largo de los años.

West, Jordan, Bryant, Ginóbili y Wade. (Foto: NBA)

La historia de la NBA ha estado plagada de escoltas estrellas que supieron liderar a sus equipos, ser fuerzas ofensivas prácticamente imparables y defender al mejor perimetral del rival. Si bien las posiciones mutaron y la diferencia con los bases no es tan clara, todos los grandes exponentes de ese puesto tienen una cosa en común: el poder de fuego a la hora de anotar.

Establecer una jerarquía entre tantas figuras es algo casi imposible, pero también es cierto que muchos de estos jugadores marcaron una época y emergieron como referentes de la misma. Junto a Wilt Chamberlain, Bill Russell y Elgin Baylor, Jerry West se estableció en la década del sesenta como uno de los jugadores más determinantes de la NBA. Su impacto llevó a Los Angeles Lakers a ser finalistas de la competencia en nueve oportunidades. Y, aunque la gran mayoría de ellas terminaron con un resultado negativo y sólo pudo alzar el título en 1972, el escolta siempre fue la gran figura de la cancha. Tal era su nivel que, hasta el momento, es el único jugador nombrado MVP de las Finales sin haber sido parte del equipo ganador. West promedió más de 30 puntos en cuatro temporadas y culminó su carrera con una media de 27,03, quinta más alta en la historia de la competencia. Quien no comprenda su importancia en el desarrollo del juego, sólo tendrá que mirar el logo de la liga y observar su figura.

 

Los setenta estuvieron marcados por la presencia de talentos capaces de brillar tan fuerte como cualquiera, pero incapaces de consolidarse como claros dominadores de la competición. Pete Maravich fue All-Star en cinco ocasiones y lideró la tabla de goleadores en 1977. Por su parte, George Gervin lo hizo cuatro veces y se estableció como una de las figuras ofensivas de esos tiempos. Algo similar ocurrió con Earl Monroe, quien debió compartir protagonismo en los New York Knicks con Walt Frazier pero emergió como uno de los primeros "combo guards".

Durante los años ochenta, surgieron tres de los mejores escoltas de todos los tiempos. En 1983, fue Clyde Drexler quien llegó a través del Draft a los Portland Trail Blazers y tardó poco en transformarse en la estrella de la franquicia de Oregon. Un jugador tan completo que culminó su trayectoria con promedios de 20,4 puntos, 6,1 rebotes, 5,6 asistencias y 2 robos por partido. Alguien que "apenas" ganó un campeonato porque se vio opacado por otra leyenda en su puesto. Tres campañas después, Reggie Miller hizo su presentación en la liga. Antes de Stephen Curry y Ray Allen, el de los Indiana Pacers se adueñó del trono del mejor tirador de la NBA y, actualmente, es el tercer máximo triplero en la historia de la temporada regular.

Pero, sin lugar a dudas, el gran impacto en la posición se dio en 1984, cuando un tal Michael Jordan fue elegido en la tercera posición del Draft por los Chicago Bulls. Si el 23 es considerado el mejor jugador que haya pisado una cancha de básquet, resulta lógico que también sea el escolta más determinante de todos. Su impacto en el juego fue total y llevó las funciones de ese rol a un nuevo nivel de excelencia: seis campeonatos, seis MVP de las Finales, cinco MVP de temporada, diez títulos de anotación, nueve apariciones en el mejor quinteto defensivo, un premio al Mejor Defensor del Año y la lista de reconocimientos individuales podría seguir por párrafos. Si bien varios atletas lo han superado en puntos totales, nadie promedia más tantos por partido que Jordan: 30,1. Además, fue el responsable de que muchas grandes estrellas de su época se retiraran sin un anillo en sus manos. Poco más para decir.

1996/1997 fue el curso en el que entraron a la competencia tres escoltas históricos. Uno de ellos fue Allen Iverson, primera selección del Draft por parte de los Philadelphia 76ers. The Answer fue uno de los grandes responsables de la destrucción de las fronteras entre los puestos del perímetro. Por momentos, fue considerado como un base y, en gran cantidad de ocasiones, los analistas no supieron cómo catalogarlo. Lo cierto es que Iverson promedió 26,7 puntos por partido en su carrera, lideró a la liga en anotación en cuatro ocasiones, fue All-Star once veces y se coronó como el MVP de la temporada regular en 2001. A pesar de su baja estatura, demostró que habían existido pocos talentos ofensivos de su calibre.

En la quinta posición de esa ceremonia también fue elegido Ray Allen, el máximo triplero en la historia de la NBA. Muchas veces encasillado en el rol de tirador, Allen no destacó solo por su capacidad para encestar a distancia. Fue un perimetral atlético, capaz de generarse sus propios tiros y de provocar, desde la amenaza, espacios para todos sus compañeros. Logró campeonar en 2008 con los Boston Celtics y anotó el que quizás sea el triple más importante en la vida del Miami Heat, durante las Finales de 2013 que se decantaron para la franquicia de Florida.

¿El otro? Nada más y nada menos que Kobe Bryant. Si Jordan fue el faro de referencia para la mayoría de los jóvenes durante su estadía en el profesionalismo, el escolta de Los Ángeles Lakers lo fue para los de su década. Absolutamente nadie pudo imitar con tanta precisión lo que había hecho el de los Bulls como lo hizo Bryant. Fue una de las mentes más competitivas que vio el deporte y eso se tradujo en cinco anillos, dos MVP de las Finales, un MVP de temporada y dieciocho nominaciones al All-Star Game. Veinte campañas le alcanzaron para establecerse en el cuarto puesto de la lista de máximos anotadores de todos los tiempos y acumular una enorme cantidad de récords que aún se mantienen. Una leyenda que jamás podrá ser olvidada.

Entre todos esos jóvenes que crecieron idolatrando a Kobe, surgieron varios que bien merecen un lugar en este listado. El más claro es Dwyane Wade, protagonista principal en las páginas más gloriosas del Heat. Fue campeón en tres oportunidades, MVP de las Finales en 2006, líder de anotación en 2009 y trece veces All-Star. Por momentos, se dio el gusto de retar a su ídolo en varias jornadas de alto vuelo. Otra de las caras más recientes que se han abierto un hueco entre la élite es Klay Thompson, pieza fundamental de los Golden State Warriors que reinaron en la NBA durante cinco temporadas consecutivas. El escolta también acumula tres títulos, conforma una de las duplas más letales de la época junto a Curry y va a camino a ser uno de los grandes tiradores que dio este milenio. Sus virtudes defensivas lo han vuelto vital para el funcionamiento del equipo y su aporte al juego dominante de los Warriors es incuestionable. Es necesario mencionar a James Harden, uno de los anotadores más productivos de la historia. SIn embargo, el pico de su rendimiento ocurrió cuando también se ocupó de las funciones del base. El de los Houston Rockets es, en definitiva, otra demostración de lo difícil que es catalogar a estos deportistas.

Finalmente, hay que hacer una mención especial a uno de los escoltas más importantes en la historia reciente: Manu Ginóbili, hombre clave no sólo en aquellos Spurs que ganaron cuatro campeonatos entre 2003 y 2014, sino en la evolución del juego ofensivo de la NBA en general. El argentino revolucionó la posición desde el ritmo que le imprimió a sus funciones, algo que se evidencia mejor en el aclamado "Euro-Step" que en cualquier otro aspecto. Además, rompió los esquemas establecidos al aceptar salir desde la banca para tener un mayor impacto en el funcionamiento de su equipo y fue uno de los responsables de la globalización definitiva de la liga. A sus cuatro anillos, se le suma el premio al Mejor Sexto Hombre en 2008. Pocos escoltas han tenido tanta injerencia en tantos aspectos.

Leandro Carranza | [email protected]
En Twitter: @basquetplus | En Twitter: @leocarranza99

 

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