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Este lunes comenzó a circular en Twitter la historia de una jovencita argentina de apenas nueve años que la rompe jugando al básquet y que sueña con recibir un saludo de Facundo Campazzo, su ídolo absoluto. En Básquet Plus nos pusimos a indagar sobre la historia de Ámbar, la niña en cuestión y pudimos hablar con su madre, Micaela.

Suena el teléfono y del otro lado se escucha la voz de una mujer que atiende sorprendida por la gran repercusión que tomó su hija en las últimas horas. Pero, a su vez contenta y segura de la felicidad que siente su hija cada vez que juega al básquet.

Micaela nos contó la historia de Ámbar y claro está, la suya también. Cuando su hija era muy pequeña se trasladaron a Córdoba para buscar trabajo, en un restaurante la dueña los recibió, los ayudó a lograr un alquiler de una vivienda propia y el marido de Micaela comenzó a trabajar en la parrilla del lugar. “Le estamos eternamente agradecidos porque nos salvó”, reconoce Micaela.

Luego debieron abandonar el lugar, se quedaron sin casa, Ámbar tenía apenas dos años y se volvieron a Buenos Aires. Su marido consiguió trabajo como guardia de seguridad y de a poco se fueron acomodando nuevamente, consiguieron un hogar y reorganizaron su vida.

La pequeña Ámbar iba creciendo el amor por el básquet, el que había descubierto por verla jugar a su hermana por parte de padre y que actualmente juega en Entre Ríos en categoría U17, la hicieron inspirarse y dio sus primeros pasos. Pero, sin poder acceder a una computadora o un televisor, o alguna de las múltiples plataformas que hay en la actualidad para ver básquet, Ámbar se conformaba con ver vídeos desde el celular.

YouTube fue el lugar en el cual veía videos de Kobe Bryant, Stephen Curry y Facundo Campazzo y, con objetos caseros se armaba circuitos con la ayuda de su hermano Máximo, dos años más grande, quien fue y es muy importante para Ámbar y su sueño de ser jugadora de básquet.

Comenzó picando con una pelota de fútbol y a los 7 años tuvo su primera pelota de básquet nueva. Así como veía los vídeos de sus ídolos, comenzó a subir los suyos y el ambiente del deporte se quedó sorprendido por las cosas que hacía con tan poca edad. Así fue que el club Boulogne la llamó y le ofreció una beca para que comience a jugar en la institución.

Micaela expresó: “Sueña con convertirse en una jugadora profesional y jugar en la Selección Argentina. Pero también tiene un sueño especial: recibir un saludo de Facu Campazzo”.

 

 

 

 

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