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El Real Madrid está un tanto a la deriva. Desde fines de enero navega en una situación fuera de control, donde perdió el liderazgo de la acb, el de la Euroliga (cayó al cuarto puesto) y, encima, cedió en 4 ocasiones ante el Barcelona: final de la Copa del Rey, un partido de la Euroleague y 2 por la acb. En dos meses. Demasiado. 

La semana pasada, en medio de la hecatombe, el club decidió apartar del equipo a Thomas Heurtel y Trey Thompkins, tras enterarse que habían salido de fiesta en Grecia antes del juego ante Panathinaikos. Algo que sabían todos (incluso Laso), pero que, cuando saltó a la luz, necesitó de culpables. Laso se hizo cargo, pero siguió todo tan mal después que, a menos de 10 días de eso, ambos jugadores están de vuelta. 

Y es que el caos se apoderó del club. Ya no saben qué hacer para ver si dan vuelta esta historia. Ganaron este fin de semana en la acb (un partido que no podían perder ante Breogán), pero uno importante no lo ganan hace tiempo. El 10 de marzo ante el Milano, en Madrid. Después vencieron al Asvel y cayeron en sus últimas 4 presentaciones europeas. En la acb el último triunfo ante un equipo de playoffs fue el 4 de enero, al Manresa.

Entonces se apretó el restart y el recalculando entró a jugar. Y, haciéndose los desentendidos, se reingresó a Heurtel y Thompkins, argumentando que "nunca han estado fuera del equipo", algo que todos saben que no es así. Pero el tema es que el equipo no tiene base. Alocén no está todavía, Hanga no es base natural y a William-Goss no le da la jerarquía. Probaron con Abalde, pero en otro despropósito. 

De alguna manera, los blancos han tomado una decisión: bajar la cabeza hasta el final de la temporada, tratando de salvar de ella lo que se pueda. Una F4 europea y una final acb permitirían, al menos, una situación decorosa. Aspirar a más, hoy, sería incrédulo. Creen que esas dos cosas pueden lograrlas, y como no han tenido ningún triunfo motivador, por qué no soñar con que uno así (eliminar al Maccabi por ejemplo), no produzca un click que vuelva a poner la historia donde estaba en enero y parecían invencibles. 

Laso ya ha pasado terremotos de este tipo en el club y ha sido un piloto de tormentas formidable, porque ha sabido mezclar su capacidad como entrenador, con su resiliencia para absorber las críticas y seguir navegando con el agua de frente. Esta vez no parece tener futuro más allá de junio, pero siendo Laso, nunca lo den por muerto.