Informe especial

New York, eternamente seductora, más allá de los resultados

19:50 07/11/2022 | Estuvimos en New York cubriendo algunos partidos de NBA y de ese viaje nos quedó este informe sobre la ciudad que nunca duerme.

La maravilla del Barclays Center en Brooklyn, con el metro a una cuadra

Se suele decir que Nueva York es la cuna del básquetbol. Por su historia, por lo impregnado que está en diversos aspectos de su cultura y por la cantidad de parques repletos de personas de todas las edades jugando pick-up basketball.

Claro que hablar de Nueva York en un aspecto macro no le hace justicia a las diferencias que se ven dentro de los cinco boroughs o “municipios”. Y allí, en dos de ellos (Manhattan y Brooklyn) encontramos a New York Knicks y Brooklyn Nets, las principales atracciones basquetbolísticas de la ciudad.

La semana pasada, tuve la suerte de poder asistir para cubrir un partido en cada estadio para Básquet Plus. Primero, en medio de un torbellino de noticias poco amigables (como el despido de Steve Nash y la suspensión que recibió Kyrie Irving), los Nets recibieron a Chicago Bulls el martes por la noche, en lo que significó la celebración de los 10 años de la franquicia en Brooklyn.

El Barclays Center es un estadio imponente, ubicado en la avenida Atlantic, en medio del corazón de Brooklyn. Al venir desde Manhattan, la sensación que uno se lleva al salir de la boca del subte y casi chocarse con el estadio es estremecedora. Una vez dentro, las instalaciones del Barclays son de primera línea, con el habitual show que cada franquicia intenta brindarle a sus fans.

A pesar de la situación particular del equipo, el estadio se llenó por completo y se vibró hasta el final de lo que fue un encuentro parejo, que finalmente se terminaron llevando los Bulls de la mano de un descollante Zach LaVine.

Una particularidad del Barclays Center –y de la experiencia en Brooklyn- es que los accesos hacia dentro del estadio se realizan directamente desde la calle, algo poco usual. Para salir es increíblemente sencillo: de tu asiento a la parada de subte en menos de 5 minutos. 

Al día siguiente, fue turno de dirigirse a 4 Pennsylvania Plaza, hogar de la “Arena más Famosa del Mundo”, Madison Square Garden. Ubicado en la 8va avenida y la calle 31 (al sur del barrio de Midtown), el hogar de los Knicks es como gran parte de Manhattan: un lío hermoso. Repleto de gente por fuera del estadio: personas que van a ver el partido, personas que van de compras, personas que pueden estar haciendo cualquiera de las 719.000 opciones de cosas que hay para hacer en New York.

Justamente, si de historia se trata, MSG parece contártela una vez que ingresas. El estadio tiene alma propia, se ha modernizado a través de renovaciones pero sigue sin perder esa sensación de que allí han pasado cosas espectaculares. Los Knicks, no precisamente plagados de éxito en los últimos 20 años (y, salvo la década del ´90, sin éxito desde los ´70), siguen siendo “the biggest show in town” (el show más grande de la ciudad). 

La pasión de los fans, que rugen ante cada volcada y cantan al unísono “defense, defense”, se hace sentir. Es lógico que en Brooklyn la atmósfera sea distinta: como mencionamos, recién van por sus primeros 10 años en su nuevo hogar, mientras que los Knicks fueron fundados en 1946.

El resultado, tal como indica el título, fue anecdótico. Una derrota dura para los dirigidos por Tom Thibodeau, que han arrancado la temporada de manera inconsistente, alternando buenas y malas actuaciones. El pasado miércoles, en el regreso a MSG del villano Trae Young, la figura fue Dejounte Murray, recientemente adquirido en un canje de San Antonio Spurs.

Más allá de las derrotas, el básquetbol en Nueva York (o, en Manhattan y en Brooklyn, por lo menos) se vive como en pocos lugares del mundo. Hasta la próxima.

Andy Schimelman / [email protected]
Especial desde New York
@basquetplus
@andischimelman

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