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Al inicio de su carrera con San Antonio Spurs, Tim Duncan enfrentó críticas de su compañero de equipo Mario Elie por parecer blando. Mario había jugado en Unión de Santa Fe, tras ser colgado en la NBA, acá la rompió y se ganó su lugar en EEUU. Llegó a Houston y campeonó con Hakeem Olajuwon. Elie, esperaba que Duncan fuera un líder junto a David Robinson pero perdió la confianza en él debido a una falta de firmeza y declaró: "No puede ser que muevan para todos lados a mi hombre grande". La actitud tranquila de Duncan contrastaba con la intensidad de jugadores como Mario y Tim le contestó: "Es simplemente mi postura normal, ¿eso me hace suave?".

A pesar de las críticas iniciales, la destacada campaña de Duncan en la temporada 1998-99 silenció a sus detractores. Respondió a los comentarios de Elie elevando su juego, liderando a los Spurs en una notable racha de 31 victorias y 5 derrotas para cerrar la temporada acortada por el paro. El rendimiento estelar de Duncan, promediando 22.8 puntos y mostrando su feroz competitividad, obligó a Elie a reconocer el enfoque inigualable y la determinación de Duncan en la cancha.

La transformación de Duncan culminó en los playoffs de la NBA de 1999, donde lideró a los Spurs hacia su primer título de la NBA. A lo largo de los playoffs, Duncan dominó con estadísticas impresionantes y fue nombrado MVP de las Finales después de una actuación destacada contra los New York Knicks. Su capacidad para llevar al equipo al éxito del campeonato borró cualquier duda sobre su fortaleza o compromiso, cimentando su legado como uno de los mejores jugadores en la historia de la NBA.