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Sid Hartman, el hombre más importante en la historia de los Lakers

19:49 18/10/2020 | Fue un periodista que falleció hoy domingo. Convenció a dos empresarios de comprar un equipo en quiebra. Un cambio de nombre fue suficiente.

Hartman con Jackson y Rambis de los Lakers y los Timberwolves (Foto: Star Tribune)

Antes de los días de Kobe, Shaq, Magic, Kareem y Jerry estuvieron los días de George Mikan, Jim Pollard y Vern Mikkelsen. Cinco campeonatos, los primeros de todos, cuando en la televisión no había colores e internet no existía. Lejos de la globalización, con uniforme celeste y amarillo y en Minneapolis, allí empezó a forjarse la dinastía de los Lakers.

Nada de eso hubiera sido posible sin Sid Hartman, razón, culpable y actor principal de que los laguneros sean tales. Tras dejar la escuela en su época secundaria, trabajaba de periodista en el diario Star Tribune de Minnesota y cuando tenía tan solo 26 años, se enteró de que Detroit Gems, un equipo de la NBL, estaba en quiebra. Desde ese momento supo que existía una gran oportunidad entre su entorno.

¿Qué hizo? Convenció a Morris Chalfen, fundador del programa Holiday on Ice, y Ben Berger, dueño de una cadena de cines, de comprarlo. Ambos eran empresarios reconocidos de Minnesota y pudieron unirse gracias a la gestión del bueno de Sid. Los Gems estaban en venta por 15.000 dólares y luego de un par de seductoras palabras el joven recibió un cheque por esa suma. 

Sin dudar, Hartman viajó a Detroit en el verano de 1947 y le compró el equipo al dueño, Morris Winston, quien no le veía mucho futuro a la franquicia que en su único año en la NBL perdió 40 de los 44 juegos que disputó.

Su rol dentro de la nueva franquicia, a la que llamaron Lakers luego de un concurso, era incierto, pero los dueños del lugar en el que trabajaba de reportero le permitieron hacer las dos cosas. “El editor del diario y el editor de deportes acordaron que, si podía conseguir el primer equipo de Grandes Ligas para Minnesota, me dejarían estar conectado con él siempre y cuando no escribiera sobre ellos”, contó en una entrevista con Los Ángeles Times.

El puesto que ocupó el reportero en los nuevos Lakers fue el de Gerente General, aunque su título en los papeles no era tal... Max Winter estaba inscripto como el representante de esa posición, pero era el periodista el que movía los hilos del conjunto de Minneapolis. Así fue que confiando en sus contactos del básquet universitario para ayudarlo a tomar decisiones de personal, contrató al entrenador que supervisaría la dinastía, John Kundla, y a los jugadores.

Incluso, Sid (junto con Winter) jugó un papel engañoso en el fichaje de George Mikan, el primer gigante indomable en la historia del básquet norteamericano. El hecho se produjo porque antes del inicio de la temporada 1947/48, cuando el dueño de Chicago Gears, la escuadra que defendía, sacó a los integrantes del equipo de la NBL con la intención de crear una nueva liga.

Pero la idea fue un fiasco, el torneo desapareció luego de apenas un mes y los jugadores de los conjuntos se distribuyeron entre las 11 franquicias que se quedaron en la NBL. El interno firmó eventualmente con Minneapolis Lakers y lo que hizo el conjunto de Sid para ficharlo rozó lo inverosímil.

Max, con la complicidad y el visto bueno de Sid, debía llevar al aeropuerto al pivote, pero, luego de un fallido día de negociaciones, decidió tomar a propósito un camino alternativo hacia el destino, que provocó que el protagonista en cuestión llegara tarde y perdiera su vuelo. En medio de eso Mikan fue convencido de fichar con los Lakers y el resto fue historia.

La diversión, como en la mayoría de las ocasiones, terminó luego de un tiempo de tranquilidad, cuando Berger usurpó la autonomía de Hartman. El copropietario hizo destrozos en el equipo y, según Sid, “rompió un intercambio que habría puesto a los Lakers en posición de reclutar a Bill Russell”.

Cuando eso ocurrió, Hartman renunció. Aquella decisión fue un efecto mariposa que derrumbó todos los planes de la franquicia. Mikan se retiró en 1956 y los Lakers fueron vendidos a Bob Short y Frank Ryan en 1957. Por si eso fuera poco, la franquicia se mudó a Los Ángeles tres años después y la oportunidad que había visto Sid se disipó como el azúcar en un café. 

Hartman se lamentó siempre de lo que sucedió. “Si se realizaba ese trato con Russell hubiéramos tenido el núcleo de los Celtics y Red Auerbach no hubiera tenido su buena racha. Habría cambiado toda la historia de la NBA ese acuerdo y los Lakers nunca se habrían mudado a Los Ángeles”, confesó. 

Desafortunadamente ese arrepentimiento se lo llevó hasta el final y hoy se conoció la triste noticia de su muerte. Nunca dejó de escribir en el Star Tribune, ni de amar a los Lakers. Falleció a los 100 años y esperó a que los suyos salgan campeones para partir. La pasión la arrastró hasta el último respiro y su legado se mantendrá siempre vivo.  

"Escribí en el diario 60 años, pero lo más divertido que tuve en mi vida fueron los Lakers". 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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