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Luego de perderse el final de la temporada 2020-21 y la totalidad de 2021-22, Jamal Murray finalmente fue habilitado para regresar a jugar al baloncesto. El base canadiense le puso fin a una racha de casi 500 días sin disputar un partido en el suelo de la NBA, pudiendo hacer su estreno para 2022-23 en la pretemporada. 

Jamal Murray volvió a las canchas ante Oklahoma City el 4 de octubre, jugando 14 minutos y anotando 10 puntos. Desde ya, estaba claro que el proceso sería muy de a poco hasta llevarlo a su mejor nivel. Sin embargo, en Denver han sonado todas las alarmas cuando ayer, en el juego ante Chicago, se retiró con visible disconfort en su isquiotibial, casi que cojeando hacia el vestuario. 

Murray disputó apenas 13 minutos, cuando se pensaba llevarlo cerca a los 20 en el juego. En la primera parte, el canadiense salió y los Nuggets no hicieron una actualización de su estado, aparte de confirmar que no regresaría al juego. En la conferencia de prensa posterior, el entrenador Michael Malone anunció que por el momento no parecía serio, por más que nadie sabe la profundidad ni el grado de la lesión. Jamal en repetidas ocasiones le dijo que estaba bien, por lo cual al menos podemos descartar lo peor. Aún así, no parece ser que no haya tenido nada. 

En la franquicia, y realmente todo el mundo NBA, están deseosos de que solamente sufriera una molestia, un pinchazo en el músculo que lo alejó del juego meramente por precaución. El staff médico de los Nuggets le hará chequeos para ver cómo responde, pero la buena noticia es que no hay ninguna señal de una complicación hacia el debut en la temporada, a partir del 19 de octubre ante Utah Jazz.