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Nacido para ser rey. Más bien, nació siendo rey. Alfonso XIII llegó al mundo un 17 de mayo de 1886 y fue coronado con el solemne título en España inmediatamente. A pesar de que recién a los 16 años asumió todos los deberes reales (antes fue su madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena, quien ejerció la regencia), su destino estaba concedido desde el primer respiro. 

Su monarquía duró hasta el 14 de abril de 1931, cuando se proclamó la Segunda República española. Ese día decidió dejar su trono y marcharse del país sin mirar atrás. "Espero que no habré de volver, pues ello sólo significaría que el pueblo español no es próspero ni feliz", dijo ese día mientras dejaba su zona de confort para irse a Marsella y, posteriormente, llegar a París.

Luka Doncic no llegó al reinado de la NBA al nacer, pero aprendió a picar antes que a hablar y desde que abrió los ojos tuvo un balón en sus manos. Una redonda en vez de una corona, el mismo deseo de revolucionar el paradigma y una inocencia solo reservada a los privilegiados imberbes. 

El esloveno tenía la misma edad que Alfonso XII cuando asumió su trono. 16 años fueron suficientes para que Luka debute en el profesionalismo de la mano de Pablo Laso en el Real Madrid y a partir de ese momento fue todo mejora con trabajo y un talento atípico y excepcional. 

La temporada 2020/21 de la NBA tampoco es la excepción y, luego de un pálido arranque, el armador volvió a poner las cosas en donde las dejó la campaña pasada cuando fue el verdugo letal de unos Clippers que sucumbieron ante su sonrisa.

La medra principal se traduce en el tiro exterior. Las defensas encuentran formas de mitigar sus penetraciones con el correr de los partidos y el europeo cada día se siente más cómodo con los lanzamientos, tanto de larga como de media distancia. 

Empezó lanzando irregularmente, con apenas 33,3% en triples en enero. Incómodo, fastidioso y fuera de foco, el esloveno apenas llegó al 53,4% en tiro de campo efectivo (EFG) y al 57,2% en tiro verdadero (TS o true shooting), dos estadísticas que también reflejan el decaimiento que sufrió en el arranque. 

¿Cómo lo solucionó? Su objetivo en la temporada baja era la mejora en el lanzamiento y las horas en el gimnasio dieron sus frutos con el correr de los meses, pasando al 43,5% en triples en febrero, que fueron acompañados de un 56,7% en EFG y un 61,5% en TS. 

En marzo su nivel continuó, con un leve bajón en triples (de 43,5% a 43,3%), pero elevando sus porcentajes en EFG (de 56,7% a 63,8%) y TS (de 61,5% a 65,1%) de forma drástica, atacando desde el dribling y aprovechando su efectivad para encontrar otros espacios en el pick and roll, no desgastar su físico en ataques al aro por momentos innecesarios y dominando en el intento.

El reinado de Alfonso XIII estuvo marcado por los errores propios de su juventud, pero eso no se aplica a Luka que ya decide como un adulto la mayoría del tiempo. Jugador de equipo, los Mavericks también sintieron su mejoría y en los últimos 15 partidos fueron el octavo plantel que más alto porcentaje de victorias consiguió con 66,7%. 

Además, en esa franja de juegos los texanos disfrutaron en ataque y lograron ser el séptimo mejor equipo en rating ofensivo (116,3) y el cuarto más destacado en rating neto (+7,7) para trepar posiciones y mantenerse hasta el día de hoy en el séptimo puesto de la Conferencia Oeste con un balance de 26 ganados y 21 partidos. 

La pubertad lo lleva a continuar cometiendo errores, como esa irregularidad pronunciada en el inicio de la 2020/21 o la cantidad de técnicas que sigue acumulando, siendo el cuarto que más posee esta temporada con 11. Su talento le permite detectar, ajustar y solucionar en cuestión de horas. 

No abandonará el barco, tampoco dejará de divertirse. Es Luka Doncic, el niño que se le ríe en la cara a la presión. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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