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Corrían los playoffs de la temporada 2012/2013, San Antonio seguía sosteniendo el mismo núcleo de tantos años, pero le estaba costando volver a jugar una final de liga desde el campeonato del 2007, quedándose muchas veces en la puerta.

En aquella ocasión los que estaban enfrente era la joven dinastía de los Warriors con Stephen Curry, Klay Thompson, Harrison Barnes y Draymond Green, los cuatro haciendo su primera experiencia en playoffs y apenas dos años antes de transformarse en las bestias casi invencibles.

El partido era el primero de las semifinales de la Conferencia Oeste, se presumía una ventaja para los Spurs por experiencia simplemente, pero enfrenten tenían un equipo tan joven como peligroso, los Warriors de Mark Jackson. 

El partido fue con mucho ritmo, pero marcado por la opulencia anotadora de Steph Curry, quien hizo 44 puntos esa noche y los Warrios venían sorprendiendo a los Spurs, que estaban 12 puntos abajo al empezar el último período, mientras Manu venía haciendo un interesante partido repartiendo juego, de hecho alcanzó las once asistencias récord igualando su mejor marca en playoffs, pero estaba totalmente peleado con el aro esa noche, ni de dos puntos ni de tres puntos podía convertir con continuidad. Su planilla final indicó que metió 16 puntos, pero con un magro 3/11 en dobles y en triples hasta el tiró del final llevaba 1/8, por eso que San Antonio le diera la última pelota en esa acción no era de esperarse.

Sin embargo, si hay algo que siempre caracterizó a Pop es por confiar  a muerte en sus jugadores y sabiendo de su mala noche, entendió que los Warriors ibán a ir por Toni Parker (28), Danny Green (22) o Kawhi Leonard (19), pero la pizarra dibujó una falsa salida en la que Manu quedó abierto para el pase de escape, en 45 y en soledad.Hubo una desinteligencia defensiva de Golden State en el cual se fueron dos jugadores con Parker y Kawhi cruzó el pase para el argentino que estaba solo y convirtió ese triple ganador a falta de 1" para la chicharra final y decretando un triunfo más que trabajado, arrancando de manera positiva aquella semifinal de la Conferencia Oeste.

Habiendo sido su segundo triple en nueve intentos, la celebración de Manu fue más que nada un gesto de desahogo, de quitarse la bronca y no volverse loco por poner los puntos del triunfo, además porque su gen competitivo y de concentración, aún le marcaba que quedaba un segundo y todo podía pasar. 

Si te preguntabas ¿Manu metió algún tiro ganador en postemporada? Claro que lo hizo y lo festejó con bronca, su perfección de no haber tenido una buena noche con el aro no le permitió otra cosa, aunque seguramente que pasados los minutos su alegría por el triunfo primó mucho más que un par de lanzamientos fallidos, porque en la competencia colectiva, para Manu era ley que lo importante es el equipo.

Mauro Osores / [email protected]

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