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Una de las fortalezas de Quimsa radica en su versatilidad y variedad de opciones ofensivas. Jugadores como Robinson y Anderson destacan con sus habilidades anotadoras, aportando puntos importantes al equipo. Además, la Fusión cuenta con una sólida conexión en el juego interior, donde el pick and roll entre sus jugadores internos crea oportunidades de anotación cerca del aro. 
La combinación de la que los santiagueños hacen uso y abuso es Ramírez Barrios-Cosolito. Un apartado aparte la alianza bajo el poste entre el correntino y Anderson. Cosolito-Robinson por su parte son el tándem para los triples. Hasta tres parejas con los mismos jugadores. Coordinación y aprovechamiento.

Los números respaldan el éxito ofensivo de Quimsa. Durante la temporada, el equipo ha logrado mantener un alto nivel de anotación, sufriendo pocas derrotas cuando supera la barrera de los 80 puntos. Esto demuestra su capacidad para generar los puntos justos y necesarios para la victoria.

Quimsa demostró y castigó a Boca, tanto en la zona pintada como en la línea de tres puntos. Sus jugadores lanzaron con un 50% de acierto en el área pintada, lo que muestra su habilidad para finalizar cerca del aro con hasta 26 intentos en el juego 4. Además, desde la línea de tres, han tenido un 40% de efectividad, lo que les brinda una amenaza constante desde el perímetro sin necesidad de abuzar.

Estos números sutiles se sumaron para alcanzar un total de 73 puntos en una de las mejores noches ofensivas de Boca. Si Quimsa puede mantener esta solidez, a pesar de las 12 pérdidas de balón, algunas de ellas producto de agotar los 24 segundos de posesión, la Fusión tiene el potencial para competir en cualquier enfrentamiento.

Con su arsenal ofensivo bien afinado, Quimsa se posicionó como un equipo temible y capaz de marcar la diferencia en estas Finales. Su capacidad para adaptarse a diferentes situaciones y generar oportunidades de anotación los convierte en un contendiente fuerte en cualquier competencia.