Liga Nacional 2020/21

De medir 1.72 a los 15 a romperla en la LNB: la historia de Anthony Kent

20:56 23/10/2020 | El de Oberá, que disputará la semi de la BCLA con Quimsa, pegó un estirón inmenso de chico y trabajó incansablemente para cumplir su sueño.

Kent jugó para Argentino la 2019/20 (Foto: Argentino)

Imagínense esto. 1.72 metros. Poca agilidad en el básquet. Físico paupérrimo y deteriorado. Un adolescente más, sin destacar en absolutamente nada respectivo al deporte. ¿Todavía no adivinaron quién es? No se preocupen, quizás jamás lo hubieran hecho si su cuerpo no le jugaba una buena pasada en el futuro. 

La figura descripta es nada más y nada menos que Anthony Kent, la nueva ficha de Oberá TC que disputará la definición de la BCLA con Quimsa. Que las trenzas y la imponente presencia no los engañe, cuando era pequeño no era más que chico de altura media. La historia, como si fuera una película, dio un giro y poco a poco el foráneo comenzó a descubrir nuevas dimensiones y a explotar con la naranja en sus manos. 

Su pasado estuvo siempre ligado al básquet y su papá, Rodney, fue uno de los jugadores titulares de Linden-McKinley High School, un equipo que salió campeón estatal en 1967. Así fue que Anthony adquirió paulatinamente un amor por el deporte, acompañado de un crecimiento inmenso desde lo físico, debido a que pasó a medir 1.98 en su último año de secundaria, defendiendo la camiseta de Whetstone High School.

Al terminar esa etapa, el cuerpo de Kent no dejaba de desarrollarse y cuando se inscribió en Wooster College ya medía 2.08. ¡Creció 36 centímetros en 4 años! Una cosa de locos. Lamentablemente, en esa universidad no tuvo muchos minutos y decidió transferirse a Columbus State, donde empezó a mostrarse frente a otras instituciones de mayor prestigio. 

Se mantuvo en Columbus una temporada más, impresionando a diferentes colegios de División I en todos los campus que participaba cuando no estaba de competencia. Finalmente, el interno decidió ir a Ball State y la vida comenzó a golpearlo de nuevo, poniéndole a prueba como cuando era chico.  

¿Lo mejor por venir?

¿Qué ocurrió? Tuvo que quedarse afuera una temporada por no cumplir con algunos requisitos de su traspaso y luego debió luchar contra algunas lesiones de rodilla en la 2004/05, al igual que en la 2005/06, en donde sus minutos fueron reducidos. Promedió 2.6 puntos en su primera campaña con Ball State y apenas 1.5 en su segunda, pero demostró que sabía luchar contra las adversidades y que su reputación de talento tardío (late bloomer) le ayudaría a continuar creciendo en el futuro.

Y una llamada lo cambiaría todo de nuevo. Poco después de que terminara la temporada 2005/06, lo contactó un representante. Había un campus de exposición europeo en Columbus y 75 jugadores se probarían. Kent jugó bien y un conjunto de Francia, el JSA Bordeaux Basket, se arriesgó y lo contrató.  

Después de una sólida primera temporada en Francia, Kent siguió una campaña más allí y se volvió a Estados Unidos en 2008.  "Decidí que quería probar la D-League, pero primero tenés que ser aprobado y luego deben darte un contrato para firmar", dijo Kent en una entrevista con This Week News. 

250 dólares tuvo que pagar Anthony para probarse en Fort Wayne, Indiana. Por suerte, las prácticas salieron de la mejor manera y los Mad Ants lo sumaron como jugador asignado, que, según Kent, es una de las formas que tenía la D-League de aumentar la asistencia a las canchas. Como él había jugador en su lapso universitario en ese estado, ese conjunto podía añadirlo de esa forma. 

Primer objetivo cumplido

Anthony pasó el primer corte, pero luego fue prescindido. Así pasaron los días hasta que logró fichar con Maine Red Claws en la 2011/12. Además de eso, el norteamericano no se durmió en la comodidad de un equipo y siguió entrenándose duro, llegando a aumentar 18 kilos desde que se recibió de la secundaria. 

Las vueltas de la vida lo llevaron después a Japón, en donde encontró su nicho y un lugar que lo quiso, manteniéndose por cuatro veranos en el país asiático, desde 2012 hasta 2016. Luego probó suerte de nuevo en la G-League, pero su corazón lo arrastró hasta América Latina, zona en la que también se mantendría por un largo tiempo. 

Primero vistió los colores de Welcome en Uruguay, después los de Panteras en Venezuela y finalmente los de Argentino en Junín y los de Olimpia en Paraguay. La 2020/21 será su segunda temporada en suelo nacional y a los 37 años Anthony todavía se mantiene vigente, superando todo tipo de adversidades con paciencia y determinación. 

Sin detenerse

Entender su historia es comprender su lucha y aprender que de todo lo malo siempre puede salir algo bueno si se trabaja con persistencia e insistencia. Kent supo esperar, crecer y potenciarse hasta desarrollarse y dominar. El resultado está presente y aquel flaco que nadie supo adivinar quién era al inicio de la nota ya no es tal. 

Esperar y empujar, no hay otra cosa igual.  

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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