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El clásico correntino cumplió con las expectativas. Fue una serie en la que hubo de todo, desde rivalidad hasta actuaciones desequilibrantes, con jugadores llevando la voz cantante en ambos equipos y entrenadores muy concentrados en su función, teniendo muy en cuenta que son los basquetbolistas los que actúan y hacen que el partido tome el ritmo que debe tomar.

Este cruce fue el único de las cuatro series de cuartos de final que no encontró definición en dos partidos. Regatas gana holgadamente el primer partido con evidente superioridad en casi todos los rubros, lo que abría una interrogante alrededor de los seguidores del santo.

En el segundo turno San Martin empata la serie en un final agónico en suplementario y todo queda listo para el tercer enfrentamiento y la definición del pase a semifinales. Los números difícilmente mienten, y generalmente nos reflejan la realidad de lo sucedido en la cancha.

Regatas no pudo reflejar en el juego tres la eficiencia ofensiva de los dos primeros enfrentamientos y eso hizo que San Martin aprovechara el crecimiento de su rendimiento después del primer partido, y terminara la serie con valores superiores a su eterno rival.

La eficiencia ofensiva (OER) refleja la relación entre los puntos anotados y las plays que se utilizan para plasmar en la cancha el accionar táctico del equipo. 

Otro de los análisis que muestra significación es que los rojinegros expresan valores idénticos a los de la serie regular, es decir, el índice de eficiencia Ooensiva de San Martin en todo el torneo es de 0,91, lo cual muestra su regularidad.

En cambio, los de Victoriano, disminuyeron su índice de eficiencia efensiva del 0,95 en la serie regular a 0,88 en este cruce de playoffs.

Sería muy justo agregar que los de Vadell se caracterizan por defender muy bien en equipo y lo demostraron durante toda la serie regular, con acciones solidarias, todos corren, todos llegan al tiro exterior, todos regresan en defensa. No hay dudas, el 0,87 de índice de eficiencia fefensiva (DER) así lo avala.

Las pérdidas fueron otro de los aspectos del juego que, a mi modo de ver, incidió en el desenlace de la serie. Ambos equipos llegaron a este playoff con porcentajes de balones malogrados muy parecidos (15,3% Regatas y 16,1% San Martin).

En cambio, en este cruce San Martin pudo disminuir ese valor a 14,2 % y Regatas lo vio en ascenso al obtener un 18,1 % de perdidas según el total de plays (jugadas).

No todo para el Remero fue negativo, en todo momento salió a la cancha a defender el triunfo con la garra que siempre los caracterizo. Incluso, en parámetros tan importantes del juego como el tiro efectivo (eFG) y el tiro verdadero (TS) superaron ligeramente a su rival.

Pero el Santo se apoyó en el trabajo de Machuca y Acevedo desde la larga distancia mostrando valores superiores a 0,57 % en eFG (porcentaje de tiro efectivo) y lo más importante, muchos de esos triples llegando en momentos cruciales durante la serie.

¡Atención San Martin! Tenés una luz roja encendida alrededor de la línea de tiro libre, la asiduidad es aceptable, según demuestra el 0,30 de ratio de tiro libre. En cambio, la efectividad alrededor del 60% podría convertirse en un inconveniente para encarar la semifinal ante San Lorenzo.

Otra serie de cuartos con decisión. 

Las semifinales de la Liga Nacional están a la vista…

Los cruces Boca-Quimsa y San Lorenzo-San Martin despiertan gran interés.

A disfrutar del buen básquet. 

Por Raúl Aguilar Nodarse, director provincial ENEBA de Formosa