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Remera sin mangas dentro de la camiseta, muñequera en el brazo al mejor estilo de Michael Jordan, una mirada inconclusa y asesina, ilusiones y deseos de lograrlo todo. Un físico privilegiado y un talento desfachatado. Cuando Lucas Victoriano entraba a cualquier cancha todo el lugar se paralizaba. Su presencia intimidaba. 

Lo mejor ocurrió un 29 de diciembre de 1996, cuando el tucumano que llegó para revolucionar el puesto de base con tecnología de punta tuvo una cita romántica con la historia al lograr el primer triple-doble en la Liga Nacional con 30 puntos (4/7 dobles, 5/7 triples, 7/10 libres), 10 rebotes y 11 asistencias en el partido en el que se enfrentaban su Olimpia de Venado Tuerto e Independiente de Pico.

No solo eso, el gigante moderno también logró siete robos y su equipo hizo bien las cosas para lograr el triunfo ante su rival por la mínima 103-102.

"Que era el primero me enteré con el tiempo, no lo sabía. Obviamente que es un honor, es una cosa muy difícil de conseguir. Esa noche me acuerdo que me estaba sintiendo bien, cómodo", recordó el base que luego se fue al Real Madrid en una entrevista con el departamento de prensa de la Liga Nacional. 

Su capacidad para anotar era envidiable y su nivel estaba en un estado de gracia absoluto. Después vinieron los cuentos europeos y los mundiales, pero allí, en ese campeonato y en ese estadio, el relato empezó. La lírica fue escrita en los libros y nunca nadie lo olvidará. Jamás desaparecerá.  

Ignacio Miranda/ [email protected]
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