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Dennis Rodman desde que llegó a la NBA en 1987 ya mostraba sus buenas pinceladas de un gran jugador y un carácter sumamente particular. Su talento en la cancha, su gusto por el baloncesto practico y el juego sucio, lo hicieron distinto desde el minuto uno a la vez que su personalidad, con la fama en ascenso, fue virando a un toro incontrolable.

Los Pistons lo disfrutaron a pleno, consiguieron dos títulos con el Gusano siendo un auténtico Bad Boy, pero que también jugaba y muy bien. Cuando ese núcleo bicampeón de los Pistons no dio para más o bien ya se veía el final, uno de los primeros en salir del equipo fue Dennis Rodman, quien fue canjeado a San Antonio mano a mano por Sean Elliot.

John Lucas, al mando de los Spurs, no vio con malos ojos tener al Gusano y que sea una compañía para el Almirante en el juego interior de su equipo. Pero San Antonio, ya empezaba a ser esa franquicia lejos de las luces faranduleras, sobre todo porque quien reinaba era un tipo de súper perfil bajo como el Almirante.

Pero claro, había llegado Rodman y al parecer en su máximo punto de histrionismo puesto al servicio del baloncesto, con tinturas en el pelo del color que existiese y un descarriamiento importante que solo Jack Haley podía entender. Este último era su compañero en los Spurs, que apenas pisaba la cancha, pero que entabló una gran relación con el Gusano y hasta oficiaba de intermediario en algún problema de disciplina con la dirigencia.

“Los dos somos jugadores muy físicos. Ambos disfrutamos de hacer ejercicio en la sala de pesas. Los dos escuchamos el mismo tipo de música, el rock and roll alternativo y ambos tenemos una adicción a Las Vegas en verano. Pasamos mucho tiempo juntos”, explicó Haley sobre su relación con Rodman.

La prensa dudaba del papel de Haley como jugador y cuando lo abordaban los periodistas todas las preguntas giraban en torno a Rodman y a su peyorativo mote del niñero. “Hoy creo que es la fecha límite de corte y lo hubieran hecho si mi papel fuera el de niñero. Estoy aquí como jugador”, refrendó Haley ante los comentarios maliciosos de aquel entonces.

Finalmente la historia de Rodman con los Spurs terminó luego de dos años, hasta que fue canjeado a los Bulls por Will Perdue, una verdadera ganga para Chicago, quedándose con un jugador estelar, pero el cual llevaba demasiado trabajo contenerlo emocionalmente y enfocado.

Por supuesto que Haley disfrutó un poco más de las mieles de la amistad con el Gusano y los Bulls lo contrataron antes de la temporada 1995/96, la primera de Rodzilla en la Ciudad de los vientos y apenas jugó un partido en un encuentro de fin de temporada regular ante Washington, lo que significó que para los libros que fue campeón de la NBA y además, como quien no quiere la cosa, compartió equipo con Michael Jordan.

Una amistad que valió oro para Haley e hizo que su vida ignota en la NBA tenga otro sentido y acumule historias para guardar y compartir a lo largo de su vida. Soy amigo de Rodman, jugué con Jordan y salí campeón con Chicago, con ese título cualquiera se sentaría a escucharlo.