Historias

Fabricio Oberto y la vez que odió al básquet

19:50 14/07/2022 | El pivote tenía un gran futuro por delante jugando en la selección y siendo campeón con Atenas, pero su primera experiencia europea estuvo lejos de ser la deseada.

Fabricio Oberto y su etapa más difícil jugando en Grecia

Fabricio Oberto si hay algo por lo que se caracteriza, además de sus roles multifacéticos luego de retirado del baloncesto profesional, es su capacidad que tenía para adaptarse y transformarse rápido en el mejor jugador utilitario dentro de un equipo. Así como lo definió Popovich alguna vez: “Oberto es el mejor peor jugador que he visto”.

Pero para llegar a entender roles, posiciones dentro de un plantel y en la cancha, tienen que pasar temporadas, años, alegrías y tristezas que van forjando la personalidad y dando la experiencia necesaria para saber que hay detrás de cada cuestión, sea dentro o fuera del rectángulo de juego. A los 22 años, Oberto tenía mucho futuro por delante en el baloncesto, ya había sido parte de un Juego Olímpico (Atlanta 1996)  y de un Mundial (Grecia 1998), también había ganado todo con Atenas y llegaba la chance de Europa para jugar en un grande de Grecia, Olympiacos.

Sin embargo no todo salió como se esperaba, costó mucho más de la cuenta la adaptación y el querer y no poder hizo mella en su cabeza a tal punto que la cuestión decantó en seis meses sin querer saber nada con el básquet según contó en el Podcast Hola que tal conducido por Germán Beder y Nicolás Laprovittola.

“Estuve seis sin jugar, recuerdo haber ido a tirar al aro en Las Varillas y si la pelota entraba o no, no me importaba, como bajaba le metía un patadón y me iba jugar al tenis. Dejaba la pelota de básquet de lado”, comentó Fabri sobre el ínterin donde no jugaba en Grecia y en su ciudad tampoco podía reencontrarse con el gustito a entrenar y pensar en básquet.

“Mi momento malo en Grecia no lo lleve tan bien porque dejé seis meses de jugar y después terminé con psicólogo, psiquiatra, medicado, antidepresivos, ansiolíticos, de todo. Mis agentes cobraban una comisión si me quedaba, me querían convencer a toda costa, de hecho tenía dos equipos de NBA que me llamaron para probar y ellos me decían que eso no era algo real”.

“Entonces empecé a ver como hacía para dejar de trabajar con esta gente y lo único que encontré era salir del contrato. Olympiacos no me quería más y por eso llegó a un acuerdo con el TAU y cuando cierro con ellos, me mandaban una vez por semana al psicólogo, además de hacer cursos para meditar y no ser tan ansioso. Fue duro, más que todo porque uno se tiene que adaptar con 22 años y tratar de  entender a tus viejos o familiares que te quieren ayudar y te dan su visión de lo que puede llegar a ser la mejor decisión para vos y uno se traba, se ciega y te dicen por acá es la puerta para salir y vos querés salir por la ventana. Ojo, un día lo ves que tenés que salir por la puerta, pero eso te lleva un trabajo, una preparación”, reconoció el pivote sobre la etapa de Grecia, donde venía de jugar un gran mundial en ese país en 1998, siendo quinteto ideal del certamen, a tener un paso en  falso en una de las instituciones más grandes del país helvético.

A su vez reconoció que cada experiencia por más mala que sea, siempre ayuda: “Sin dudas que si no me pasa eso y las cosas que fueron pasando, no llegas como jugador. Tenés que aprender cómo manejar esas situaciones particulares”.

Otro de los puntos claves en los cuales hizo hincapié Oberto, fue en asimilar el presente y que si bien la juventud, los amigos, los momentos felices por fuera de la cancha se extrañan mucho, conectar con dónde estás jugando y viviendo es fundamental.

“Yo viví varios años, hasta que me acostumbré, con el reloj de Argentina, pensado en lo que estaban haciendo mis amigos, hasta que entendí que tenía que vivir el presente donde estaba y que mi vida era en España donde estaba jugando y trabajando. La parte mental es algo clave cada vez más, físicamente podes ser más o menos rápido, pero si no tenés todos los muebles acomodado en la habitación, se te complica”.

Entender es mejor que saber dice el refrán popular, por eso Oberto entendió todo conforme al paso de los años y desde el juego fue evolucionando en lo suyo hasta ser uno de los mejores a nivel FIBA y permitirse jugar en la NBA con gran protagonismo. Reconocerse y reinventarse son dos acciones fundamentales en el diccionario de Fabricio Raúl Jesús, quien a partir de su entereza mental construyó una carrera plagada de éxitos y desde el juego siempre supo que para ganar alguien tenía que hacer el trabajo sucio y ahí estaba él, listo para llevarlo a cabo.

Mauro Osores / [email protected]

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