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Si España espera ser el cuarto país en ganar dos Mundiales consecutivos, uniéndose a Brasil (1959, 1963), Yugoslavia (1998, 2002) y Estados Unidos (2010, 2014), necesitarán un juego sólido y determinado de parte de un director de juego o varios jugadores que asuman el rol de manera conjunta.

España cuenta con un gran talento en su lista de 12, los hermanos Hernangómez, Willy y Juancho, los jugadores interiores de la NBA Santi Aldama de los Memphis Grizzlies y Usman Garuba, recientemente cortado por Oklahoma. También cuentan con veteranos que tienen una amplia experiencia y logros en sus carreras, como Rudy Fernández y Sergio Llull.

El MVP de la Copa del Mundo 2019, Ricky Rubio, tenía planeado jugar, pero decidió poner su carrera en pausa este verano debido a razones de salud mental. Más tarde, el talentoso base joven Juan Núñez fue añadido al equipo.  La ausencia de Rubio y del base titular del año pasado y miembro del Quinteto Estelar del EuroBasket, Lorenzo Brown, significa que España no cuenta con dos de sus jugadores más importantes de sus últimos dos títulos ganados.

El indudable talento e innegociable trabajo son fijas. La incognita de que tan lejos puede llegar España, se sostiene unicamente en los nombres que ya no tiene. Los pesos pesados, los que individualmente sacaron a el equipo adelante durante algún tramo de sus últimos campeonatos. Podrá Scariolo delegar esas responsabilidades a la sangre nueva o se hará cargo la vieja guardia. Para sus primeras fases, tiene equipo. Un grupo con Brasil, Irán y Costa de Marfil, el de al lado con Canadá, Líbano, Letonia y Francia.