Los chicos crecen y llevan a Boston a una final
17:41 02/06/2022 | La legendaria franquicia de Massachusetts alcanzó la definición después de doce años y casi todos sus integrantes cuando es ocurrió recién estaban asomando en el básquet escolar.
Boston es de esas franquicias que son el sello de la NBA, aquellas que cuando se globalizó la liga fueron la marca de fuego junto con los Lakers. Además de ser la más ganadora de la historia, su remera verde, bien distintiva hizo que muchos fanáticos se volcarán a apoyarlos por el solo hecho de ser el color preferido de muchos. Larry Bird es la figura icónica para aquellos que comenzaron a consumir la NBA en los ochenta y hasta los noventa, pero los Celtics es mucho más que ese jugador blanquito que las metía todas; hay una historia grande de un equipo que supo ganar el campeonato ocho veces consecutivas.
Doce años después llega a una definición y esto se dio en el marco de una temporada que no había empezado nada bien, con un entrenador nuevo en el mando y unas peleas internas que amagaron con destrozar la química que se había generado con Brad Stevens en el banquillo. Pero como de tormentas se trata, las estrellas del equipo supieron dejar de lado banalidades y trabajar en pos del equipo, por eso que tras el All Star Game, los Celtics arrasaron, se consolidaron y se metieron en la final, dejando en el camino a los grandes del Este, Nets, Bucks y el Heat.
Jayson Tatum, el distinto, el creador, Jaylen Brown, el anotador indomable y Marcus Smart, el obrero puesto al servicio del equipo, son las tres caras que predominan en el juego de Boston, que es mucho más integral que estos tres nombres. Casi que en tres drafts consecutivos estos tres jugadores fueron dándole forma a la reconstrucción de Boston, que tras la partida del tridente Pierce, Garnett y Allen, necesitaba rearmarse para volver a pelear.
En el 2010 fue la última final que disputaron los Celtas y en ese entonces se puede repasar que Tatum tenía 12 años y apenas estaba empezando a enamorarse del básquet en las canchas de Saint Louis. Brown por su parte tenía un año un más que Jayson y con 13 años andaba mejorando su baloncesto en una secundaria de Georgia. Smart es el más grande del tridente y con 16 años, mientras los Celtics perdían su final ante los Lakers, andaba jugando baloncesto colegial en su Texas natal.
Solamente Al Horford era un jugador con mucha actividad en la NBA jugando para los Hawks y era miembro importante de la franquicia de Georgia. El resto de los jugadores importantes de la rotación son jóvenes con menos de cuatro de año de experiencia en la liga y para lo cual puede ser un punto a tener en cuenta ante un rival que tiene jugadores con más de diez años de liga y cinco finales disputadas.
Dos equipos con talento, uno con mucha juventud e enjundia para intentar conocer la gloria y otro para rubricar la vigencia de una dinastía que empezó hace ocho años y quiere volver a coronar en un año especial donde volvieron a sentirse enteros y cuando están todos se sienten ganadores e imparables.
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