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Walter Herrmann en 2010 dijo basta y decidió retirarse por primera vez del básquet. Venía de ser campeón de la ACB con Baskonia y quiso dejarlo. Así, en 2012 se encontraba ya con casi un año sin tocar una pelota siquiera, hasta que en Venado Tuerto llegó un llamado sumamente curioso.

Del otro lado eran de la Confederación Argentina, que lo invitaban a jugar una serie de amistosos frente a Angola. Claro, el gobierno argentino había realizado una alianza cultural con el país africano y entre los eventos a realizar estuvo este evento entre los seleccionados de básquet.

Y el propio Herrmann lo recordó en charla con Básquet Plus: “Yo aún no había ni siquiera empezado a entrenar en Unión Deportiva, el club donde volví después. Me llamó Claudio Villanueva y me dijo un lunes del viaje que se volaba el domingo, lo que significaba menos de una semana para preparar todo. El equipo era dirigido por el Che García”.

Pero el tema era algo de salud, la vacuna de la fiebre amarilla: “Claudio me dijo que si no me vacunaba por no podía viajar y de ahí me fui a hospital de Venado a preguntar, pero al ser una vacuna muy cara, abrir el lote salía muy caro por una sola persona”. Así que el propio Herrmann generó una campaña de vacunación: “Con una vacuna se pueden vacunar 10 o 12 personas y el intendente lanzó un comunicado el miércoles invitando a la comunidad a que vaya al hospital, salió por todos lados y cuando fui éramos seis o siete, así que me puse la vacuna y el fin de semana viajé”.

Ahí no terminó la historia, ya que Walter era el referente de un equipo repleto de jóvenes promesas como Nico Laprovittola, Santi Scala, Nico Richotti, Chuzito González, Juan Fernández Chávez, Nico Brussino, Matías Sandes, Nico Romano, Marcos Delía y Juan Manuel Torres. Este equipo preparaba el Sudamericano que luego ganarían en Chaco con Leo Gutiérrez como figura y Facu Campazzo entre sus jugadores.

Ya en tierras angoleñas, Herrmann se puso serio y demostró que estaba intacto: “Yo venía sin hacer nada y en el primer partido hice 26 puntos, pero cuando terminé tenía un desgarro de cuatro centímetros, me rompí la pierna en mil pedazos”. Y agregó: “Cuando jugás, tenés que hacerlo al cien por ciento”.

Alejandro Malky / [email protected]
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