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A veces los sueños se rompen por sucesos inesperados que cambian la vida de las personas. En este caso, Nataša Kovačević vivió ese suceso, pero siguió igualmente sus sueños a pesar de todos los obstáculos que la vida le puso adelante.

La jugadora serbia era una de las grandes promesas de su país. Fue internacional con la selección en todas las categorías inferiores y poco a poco se estaba insertando en el profesionalismo. Sin embargo, en septiembre de 2013, cuando se dirigía con su equipo, Uni Györ a disputar un amistoso, sufrió un duro accidente, donde fallecieron el entrenador, Fuzy Akos, y el director deportivo, Peter Tapodi. Entre las personas heridas la que peor parte se llevó fue Kovačević, que desde que se escurrió del autobús supo que le faltaba una parte de su pierna derecha. “Mi pie entero faltaba, fue un gran shock” comentó en una entrevista en FIBA.

“Pensé, no voy a poder volver a jugar al básquet, y eso me asustó mucho” comentó Nataša. Sin embargo, al poco tiempo de iniciar su recuperación, sus esperanzas de jugar volvieron. La Federación Francesa de Básquet consiguió una prótesis y volvió a darle esperanzas. “Mi objetivo no es caminar, es volver a jugar al baloncesto. Quiero que la gente se dé cuenta de que en la vida se puede hacer frente a todo lo que sucede. A menudo no se sabe lo fuerte que es uno hasta que la situación te hace serlo”.

A poco más de un año del peor momento de su vida, la serbia pisó nuevamente una cancha de básquet y a los pocos meses ya estaba entrenando con su equipo, Estrella Roja. En 2015, su sueño profesional se hizo realidad, dado que firmó contrato y se convirtió en la primera jugadora amputada en disputar un torneo profesional. Allí, se dio el gusto de lograr un campeonato y en 2016 se retiró satisfecha de haber cumplido sus sueños.

Actualmente tiene una fundación en la que ayuda a mejorar la vida de los deportistas y demostrar que todo es posible si uno se lo propone.